Para leer en calma. Como en una tarde de estío, mientras se acerca sosegado el ocaso.

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lunes, 24 de junio de 2019

El Camino Español

El Camino Español. Augusto Ferrer-Dalmau

“… Un cuerpo de hasta diez mil soldados, magnifico y bien provisto, sin la menor tacha ni en las armas, ni en el alarde de vestuario ni en la calidad y virtud de los hombres, y tampoco en el abastecimiento de víveres o en las pagas; y hasta en sus cortesanas, que en su ornato parecían princesas… Y al pasar cerca de la frontera de Francia, por Lorena, los caminos se abarrotaban de la gente que fue a contemplarlos.”
Pierrre de Bourdille

Señalamos aquí el primer "camino" que consideramos de interés en este viaje por nuestra historia; y quizás susceptible de revisitar ahora. Un viaje al corazón de Europa siguiendo el trayecto que recorrieron los soldados imperiales durante casi cien años, lo cual no es otra cosa que una fantástica excusa para, partiendo de Milán, recorrer de sur a norte los Alpes Suizos, Alemania, Alsacia y los Vogos, Luxemburgo, Bélgica y Las Ardenas, hasta llegar a Bruselas

Este, en su día durísimo trayecto, llamado  el "Camino Español", que consistía en atravesar a pie una parte de la Europa central hasta llegar a Flandes, y que se empezó a seguir en el siglo XVI, partía desde Cartagena y llegaba a Bruselas. Los tercios atravesaban en embarcaciones, preferentemente en galeras, una parte del Mediterráneo (haciendo también escala en Barcelona donde se reaprovisionaban de tropas, enseres y materiales) hasta llegar al punto desde el que el trayecto se hacía terrestre (playa de Savona, en Liguria)


Contexto histórico 


El 22 de Agosto de 1567 se marcó un punto de inflexión en la historia europea. El duque de Alba al frente de 10.000 veteranos de los tercios, después de 1100 kilómetros de marcha iniciados en Milán, llega a Bruselas. La situación política de Europa se vería irremediablemente transformada y, con ello, las perspectivas de la hegemonía Habsburgo en el continente. Desde otro punto de vista también constituyó una de las hazañas logísticas más sobresalientes de la historia militar y diplomática europea, que dejó su huella en el arte, la prosa y el verso.


La decisión de que un ejército marchara hacia Flandes surgió de la combinación de dos hechos: la radicalización de las ideas protestantes (luteranos, anabaptistas, y sobre todo calvinistas) en los Países Bajos Españoles y la creciente oposición de algunos miembros de la nobleza flamenca a las políticas de su soberano, Felipe II.

El “camino español” lo ideó el Cardenal Granvela: Cuando Felipe II pensaba visitar los Países Bajos, el cardenal apuntó como más cómoda y segura la ruta que, partiendo de España vía Génova, les llevaría a Lombardía. «El camino más corto sería desde Milán y Génova a través de Piamonte y Saboya, cruzando el Paso MontCenis. La ruta continúa por el Franco-Condado, que limita con Saboya por el sur, y Lorena, por el norte. Lorena se tardaría unos cuatro días en atravesarla para llegar al ducado de Luxemburgo, ya en los Países Bajos Españoles». Tal itinerario poseía una visible ventaja: se extendía casi enteramente por territorios de la corona.



Su objetivo principal era mantener conectados los Países Bajos Españoles con el centro de la Monarquía hispánica. La dificultad para hacer llega mercancías, dinero y soldados por vía marítima, por el deterioro de las relaciones con Inglaterra, provocó que se habilitara esta ruta terrestre.

Los Tercios españoles, que provenientes de Castilla y Aragón, se formaban en las tierras italianas (Sicilia, Nápoles, Milán,…) y que protegían el Mediterráneo de los envites musulmanes, fueron los que se desplazaron por esta vía que conectaba directamente estas dos ciudades claves de la monarquía hispánica.

Obviamente, la duración de la marcha a los Países Bajos estaba determinada por la rapidez con que se desplazaban los soldados. La velocidad normal de los ejércitos que utilizaban «el camino”, parece haber sido de unas 12 millas por día. Si bien la expedición que en el año 1578 empleó solo 32 días en su marcha -habría sacado un promedio de 23 millas diarias-.

Una consecuencia directa del Camino Español es que durante todos los años que estuvo activo dinamizó la economía de las zonas por las que pasaba. Dar alojamiento y manutención a tantos miles de personas generaba un comercio y dejaba en las poblaciones por las que transcurría unos beneficios que difícilmente podían pasar inadvertidos.


Este itinerario se utilizó durante los difíciles años que iban desde 1567 -la primera ruta- hasta 1634 -la última- y durante su existencia fue cambiando su trazado adaptándose según los apoyos que conseguía la corona española para tener conectados sus territorios (cantones católicos suizos, los Habsburgos austriacos,…)


Por añadidura, como lo que buscamos aquí son las posibles formas que tendría un viajero en la actualidad para revisitar los lugares que constituyeron el trayecto de los Tercios, la misma web nos ofrece una serie de alternativas viajeras:
  1. Realizar diferentes etapas en bicicleta
  2. Realizar diferentes etapas en coche
  3. Realizar diferentes etapas en moto 
  4. Opciones de transporte público, parques naturales y rutas de senderismo
Por otra parte, el diario El Español  publica esta muy interesante guía de viaje por las ciudades que atraviesa el camino original, recomendándolo como opción a seguir para los viajeros de hoy -ver Aquí-

A mí desde luego me resulta bastante atractivo para tenerlo en la agenda, además de por la historia, por los lugares y alternativas de disfrutarlo que se plantean.


Si por el contrario, lo que preferís es saber más sobre lo que supuso la guerra de Flandes y  las complejidades de este recorrido antes de plantearos una visita, el libro mas conocido es el siguiente

El ejército de Flandes y el Camino Español (1567-1659) 
– Geoffrey Parker


La reseña sobre el mismo que aparece en Hislibris se extrae a continuación:

Obra cumbre la de Geoffrey Parker sobre la presencia militar en los Países Bajos, la guerra que empantanó y marcó gran parte de la política exterior española, desde la segunda mitad del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII, más de 90 años guerreando en tierras holandesas. 

Parker hace un magnífico recorrido por la trayectoria militar, e indirectamente política, de los tercios españoles de Flandes en su lucha contra los rebeldes holandeses, estudiando el famoso “Camino Español” que conducía a los tercios desde las posesiones españolas en Italia hasta los mismos Países Bajos, y que servía de vía imprescindible de comunicación y abastecimiento a las tropas españolas en su objetivo de dominar la revuelta.

La logística, los problemas que conlleva una guerra tan alejada de España, el mantenimiento en el terreno de ese ejército, los recursos necesarios para su abastecimiento (etc…); de todo esto se hace eco Geoffrey Parker, en esta magnífica obra necesaria para entender lo que supuso esta rebelión para los intereses de la Monarquía Hispánica en esa parte de Europa.

El historiador hace de este libro, una valoración comparativa de las ventajas y desventajas que supuso para España la presencia militar en los Países Bajos. La tozudez hispana en convertir dicha guerra en un todo o nada y la política aplicada por los tres monarcas que participaron de lleno en la dirección del Ejército de Flandes (desde el estallido de la revuelta en 1567 con Felipe II hasta los intentos de llegar a acuerdos de Paz con Felipe III y la vuelta a la guerra con la llegada al Trono de Felipe IV en 1621), todo esto condujo a la Corona a un callejón sin salida, del cual se salió debilitado, situación que aprovecharían principalmente Francia y también Gran Bretaña para seguir minando al Imperio español.

Adjunto para finalizar links a otras webs que también nos amplían información sobre lo que significó en su momento este "Camino".




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“Lo que hacemos para ser amados”. Leído en algún episodio del Sandman, de Neil Gaiman