Para leer en calma. Como en una tarde de estío, mientras se acerca sosegado el ocaso.

Siempre que no tengas algo mejor que hacer, claro....

miércoles, 26 de junio de 2019

Esos hombres quisieron ser demasiado

Extensión de Imperio Español.
Mapa diacrónico completo Aquí

"Los españoles. ¡Los españoles!...Esos hombres quisieron ser demasiado"
Friedrich Nietzsche

“Doquiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
contando tu valentía.
Desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola,
hasta el África, que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡no hay un puñado de tierra
sin una tumba española!”
Bernardo López García

La frase atribuída a Nietzsche que encabeza esta entrada fue referida por su hermana Elisabeth, al  relatar momentos del final de la vida del filósofo, una etapa en la cual permaneció postrado víctima de demencia, atendido por unos pocos familiares y amigos. Al parecer, en una ocasión en que permanecían velando al enfermo, surgió una conversación sobre España y su historia entre los pocos presentes. En un momento de la misma, el filósofo abrió los ojos y se expresó en esos contundentes términos, regresando después a su estado de letargo.

Desde luego, a juzgar por lo que llevamos analizado y por lo que se cuenta aquí, las palabras de Nietzsche se antojan perfectamente acertadas. Si pensamos que la población española en 1.500 -justo después de la unificación de los reinos- sumaba apenas los seis millones de habitantes, y que a lo máximo que aumentó para finales del siglo XVIII fue hasta los diez millones y medio de habitantes -ver aquí-, resulta extraordinariamente difícil imaginar cómo esta gente pudo ser capaz de manejar un territorio que llegó a los 20 millones de Km cuadrados -el 13 % de la superficie terrestre, en su momento de mayor extensión-

Como afirmó el marino e historiador norteamericanoSamuel Eliot Morison, en The Oxford History of the American People (1965): “En 1600  -108 años después de la llegada de Colón-, España había conquistado la totalidad de la costa de Suramérica, a excepción de Brasil -esto es, 32.000 km, contando solo la Sudamérica española; el contorno de India mide 6.100 km-, y gran parte del interior también … En una generación -comienzos del XVII- los españoles adquirieron más territorio que Roma en cinco siglos …” “No se conoce otra conquista como la española en los anales de la especie humana”. “Los españoles organizaron y administraron todos los territorios que conquistaron, llevando allí las artes y la literatura de Europa y convirtiendo a millones a su fe”...

Muchos analistas de esta extraordinaria epopeya, apuntan precisamente a la inconmensurable magnitud de este imperio como una de las causas de su desmoronamiento. Los innumerables frentes que se le abrían para gestionarlo, junto con la tan escasa población para atenderlos, los diversos enfrentamientos y guerras con las potencias rivales -en Europa con prácticamente todos los países y estados relevantes, pero también en América y el Caribe con Inglaterra, Francia y Holanda, en Asia con Portugal y luego con Holanda, en África y el Mediterráneo con los berberiscos y con los turcos, ....-, el añadido de meternos en agotadoras guerras religiosas -sin esperar ni recibir nada a cambio-; junto con la nefasta gestión de varios de nuestros dirigentes y sus validos -tanto internamente para crear una economía fuerte, como en el exterior para probablemente "quitarnos lastre" en buenas condiciones de negociación-, y también el surgimiento y crecimiento de nuevas potencias rivalesagotaron definitivamente los recursos y fuerzas españolas. Sí, todo indica que los españoles quisieron ser demasiado.

En posteriores entradas es posible que analicemos más detenidamente algunas de estas circunstancias apuntadas. Esta en particular lo que busca sin embargo es dar unos cuantas pinceladas -en forma de historias- de lo que algunos de estos "locos" llegaron a hacer, que complementen en parte lo ya mostrado hasta ahora. También la utilizaré para incluir otros libros divulgativos que puedan ofrecer al lector una imagen global -y a la vez más resumida- de lo que supuso la gesta española de los siglos XVI al XVIII en su conjunto -especialmente dedicado a los lectores que buscan una mirada más general y en su caso decidir después que hecho o personaje investigar más a fondo, lo cual es perfectamente válido y en algunos casos recomendable-. Asimismo, por justicia investigaremos en aquellos libros que narren hechos y personajes de nuestra historia generalmente menos conocidos por el gran público, entre otros motivos por quedar ocultos tras las "gestas" de nuestros antepasados más destacados. En todo caso quedan todavía muchas historias que contar, y algunas las iremos reflejando conforme tengamos tiempo. 

Bueno, entrando en los libros que pretendo referenciar aquí, lo primero de todo debo hacer una confesión: buscando en internet la frase concreta que dijo Nietzsche -sabía de ella de antes, la quería utilizar para titular la entrada pero no la recordaba en su literalidad- me encontré que ya había alguien que se había inspirado en ella para publicar un libro. Se trata de Fernando Paz, historiador español cuyo libro "Antes que nadie: aventuras insólitas de unos españoles que quisieron ser demasiado", pone rostro y da espacio a aquellos españoles "a los que no se les reconoció" y saca del olvido las aventuras insólitas de hombres que, también, "quisieron ser demasiado".

Por justicia con el encabezado, y aunque aún no he podido leerlo, referencio este libro en primer lugar:


La sinopsis de la novela señala –si lo leéis antes, ya me diréis cómo os ha parecido-:

“De los españoles, alguien como Nietzsche dijo que eran un pueblo que quiso ser demasiado. En este libro se dan algunas razones para considerar que quizá el filósofo alemán no anduviese tan errado. ¿Sabía usted que fue un español el descubridor de las fuentes del Nilo? ¿Y que hubo un día en que el Océano Pacífico era conocido como “el lago español”? ¿Sabía que a fines del siglo XVI se consideró seriamente la conquista de China? ¿Y que un español estuvo a punto de gobernar Camboya? ¿Sabía que las grandes derrotas inglesas de la edad moderna fueron infligidas por España? ¿Qué el más grande marino del siglo XVI fue español y fundó la primera ciudad de los actuales Estados Unidos? ¿Qué los españoles fuimos los primeros en alcanzar Alaska? ¿O que enviamos embajadas a Asia central para establecer alianzas contra los turcos? Y muchas más cosas… una guerra entre España y Rusia en la que no se disparó un tiro; un español que se erigió como jefe militar de los mayas en lucha contra los españoles; un buque que se pierde en el océano y que deja una huella genética imborrable; un español que se convierte en el primer embajador europeo en Asia; unos españoles que llegan a Méjico antes que Cortés; un español que es el primero en alcanzar tierra antártica; otro, que redescubre la olvidada isla de Pascua; la conquista de Guinea, en una carrera contra el pesimismo…

Bien, los tres siguientes libros que voy a referir si los he ido leyendo en su momento. Son todos libros divulgativos que recomiendo sin ningún problema como lectura veraniega pues cumplen perfectamente su misión  de contarnos en lenguaje ameno las gestas protagonizadas por compatriotas españoles en diferentes momentos y lugares.

Esto no estaba en mi libro de historia de España


Este libro tiene un objetivo similar al anterior –algunas historias se repiten en ambos-. En este caso se trata de describir hechos relevantes que es poco conocido que los protagonizaran españoles, y también de desmontar algunas falsedades que se han dicho sobre nuestro país y que se encuentran equivocadamente integradas en la cultura popular

Sinopsis: El descubrimiento de las Fuentes del Nilo, la expedición Malaspina, las visitas de tribus vikingas a tierras del Guadalquivir, Blas de Lezo, el Lago Español… y otros acontecimientos singulares que permanecen olvidados en la Historia de España.Muchos conocemos que Felipe II dispuso la Armada Invencible para castigar a Inglaterra por sus acciones de piratería y ataques a las colonias españolas… y que fracasó; pero ¿quiénes saben que Inglaterra sufrió su mayor derrota naval a manos de Blas de Lezo, que contaba con un soldado español por cada diez ingleses? O que Malaspina llevó a cabo una de las expediciones científicas más osadas del siglo XVIII. ¿Quién sabe que España envió alrededor del mundo una expedición para vacunar contra la viruela a miles y miles de personas condenadas a morir por la enfermedad? Que la Inquisición española, pese a su fama, fue el tribunal inquisitorial más condescendiente de todas las inquisiciones europeas. ¿Y que Inglaterra y Estados Unidos fueron, en su tiempo, los países más interesados en falsear parte de la historia de España para ocultar la suya propia? Si hablamos de la Paz de las Tres Vacas¿quién advierte que es el tratado de paz vigente más antiguo de Europa, por el que Francia sigue pagando en la actualidad tres vacas a España cada año?

Así hasta  13 momentos. Algunos los hemos comentado específicamente en anteriores entradas y otros los quiero comentar más adelante. Recomiendo en todo caso este libro por ser de fácil lectura y darnos una idea general de éstos hechos españoles.

Señores del mar. Los grandes y olvidados capitanes de la Real Armada, del doctor en Historia y miembro de la Real Academia de la Historia D. Agustín Rodríguez González 


La sinopsis de este libro señala:

"La historia naval española está plagada de grandes acontecimientos y personajes que en muchos casos han quedado relegados a un segundo plano a causa del olvido interesado o a la sombra de alguna de las figuras más destacadas de la historia militar. Esta obra, realizada por uno de los grandes especialistas navales, tiene como objetivo fundamental rescatar de la niebla del olvido aquellos capitanes de la Real Armada que durante siglos llevaron a cabo gestas sin igual y que no han recibido el justo reconocimiento que el imaginario colectivo les debe.
Este es un recorrido apasionante por quinientos años de historia, desde la conquista del Nuevo Mundo hasta el Desastre del 98 y posterior «regeneración» de la Armada, que esboza y enaltece  los conocimientos náuticos y el desarrollo de la ciencia, la técnica, la logística, la táctica y la estrategia por parte de estos olvidados hombres". 

En el libro, el autor  recoge  la justa semblanza de varios navegantes españoles quizás menos reconocidos, de entre los siglos XVI y XIX, que son: Andrés de Urdaneta, la saga de los Bazán, Pedro de Zubiaur, Juan Gutiérrez de Garibay, Fadrique de Toledo y Osorio, Antonio de Oquendo, Ángel Laborde y Navarro, Jacinto Romarate y Salamanca, Joaquín Bustamente y Quevedo, José Ferrándiz y Niño y Jaime Janer Robinson

Además de sus logros militares, el autor nos cuenta los avances técnicos, geográficos, de navegación y de ingeniería naval que aportaron estos ilustres compatriotas, lo cual aumenta nuestro reconocimiento y admiración por nuestros marinos

La Cruzada del Océanode José Javier Esparza periodista y escritor ya referenciado aquí por su libro sobre los Tercios-.


Dejo para el final el libro de divulgación general que más me gustó. Se trata de un exhaustivo y minucioso recorrido por “la gran aventura de la conquista de América”-como reza el subtítulo-, un viaje en el que paso a paso irá desvelando las diferentes etapas del descubrimiento y la conquista, una hazaña que como sabemos cambió para siempre la historia universal.

En esta obra el autor nos ofrece un relato del descubrimiento, exploración, conquista y población de América y el Pacífico, que abarca desde el primer viaje de Colón en 1492 hasta la culminación de las grandes conquistas y exploraciones -concluye con las campañas de exploración y conquista en el Pacífico, ya entrada la década de 1560-. Es un libro extenso -700 págs- que personalmente considero óptimo para lectura de verano de aquellos interesados en tener una visión más completa sobre los descubridores y conquistadores españoles: las hazañas de Colón, Núñez de Balboa, Cortés, Pizarro, Elcano, Cabeza de Vaca, junto a otros muchos españoles, unos pocos conocidos y la mayoría anónimos, se enfrentaron a múltiples obstáculos, protagonizaron hazañas naúticas y bélicas, y consiguieron también logros positivos en los que normalmente casi nadie se detiene

Sabiendo que se trata de un tema polémico, el autor no rehuye la controversia, sino que se atreve con interrogantes como estos: ¿Hubo genocidio en América? ¿Qué papel jugaron las mujeres en la conquista? o ¿Por qué se dio el mestizaje? A través de las páginas del libro iremos descubriendo la conquista en toda su dimensión a través de una perspectiva que huye de los extremos, tanto de la leyenda rosa como de la leyenda negra que se han creado alrededor. 

Y es que, dejando a un lado los aspectos controvertidos, estamos ante una epopeya que duró apenas medio siglo y en la que los españoles “hallaron, exploraron, conquistaron y en buena parte poblaron un territorio veinte veces mayor que la península Ibérica, llegaron a un nuevo continente, abrieron dos océanos y dieron por vez primera la vuelta al mundo”.

El libro termina contándonos la importancia de los Virreinatos, cómo se tributaba por el oro y las riquezas extraídas de las Indias y la proeza que realizó la expedición Balmis para llevar la vacuna de la viruela desde España hasta las Indias.

En definitiva: un libro amplio, documentado, lleno de anécdotas, que os contará una epopeya que se desarrolló en paralelo al auge de la nación española.


Tenemos que prolongar un poco más esta entrada para comentar los  dos  nuevos libros de divulgación que han salido al mercado recientemente, y que reconstruyen las figuras de los principales personajes españoles y americanos que formaron parte de la colonización del “nuevo” continente


Conquistadores olvidados, de Daniel Arveras Alonso 


En la sinopsis de esta obra, se señala:

“Este libro rescata del olvido las aventuras y desventuras de algunos de los hombres y mujeres que vivieron en primera persona hechos extraordinarios en aquel Nuevo Mundo tan lejano y fascinante, así como diversos acontecimientos que tuvieron lugar a lo largo de los tres siglos en la que la mayoría del Continente americano formó parte de España. ¿Qué hay de verdad en el mito sobre Gonzalo Guerrero, aquel soldado cautivo de los mayas que acabó sus días luchando contra los castellanos? ¿Sabían que Francisco de Orellana descubrió y navegó el inmenso río Amazonas por casualidad en el marco de una fallida y desastrosa expedición? ¿Cómo se celebró en el México virreinal de 1572 la victoria de la Monarquía hispana en la batalla de Lepanto? ¿Qué y cómo escribían los indianos a sus esposas y familiares que habían quedado en Castilla? ¿Cuáles eran sus anhelos y principales preocupaciones? ¿Cómo describieron al loco Lope de Aguirre y a la bella Inés de Atienza los supervivientes de aquella trágica y sangrienta expedición perdida en la selva? Más allá de tópicos, en su mayoría negativos y aceptados erróneamente como verdades absolutas, sobre lo que supuso la conquista y larga presencia de España en América, estas páginas pretenden acercar al lector a una realidad mucho más rica y compleja de lo que nos han contado, todo ello a través de diversos personajes que cruzaron el océano siglos atrás, y a los que hoy, casi nadie recuerda”.


La conquista de América contada para escépticos, de Juan Eslava Galán 


El libro ha sido publicado por Planeta.

La editorial describe así este volumen: «En este nuevo libro, Juan Eslava Galán expone las circunstancias de la conquista del Nuevo Mundo, presentándonos a los personajes más importantes que tomaron parte en ella. De forma detallada pero amena, expone desde los problemas de abastecimiento de especias orientales y oro, principales fuentes de riqueza de la época, que padecía Europa (presentado como un diálogo casual entre un cónsul flamenco y un mercader veneciano hacia 1480), hasta la conquista de buena parte de América por los españoles hacia el año 1550.

Presentados aludiendo frecuentemente a los textos de los cronistas de Indias y con ágiles diálogos entre personajes históricos y otros de ficción, podríamos estar ante un ensayo novelado en el estilo que Eslava Galán ha empleado en otras obras suyas de éxito, como la serie de «Años del Miedo», «Alpargata al Seiscientos», o la serie de los ensayos «para escépticos».»

lunes, 24 de junio de 2019

Los Caminos Reales en Norteamérica. Misiones, presidios y pueblos españoles en Estados Unidos



Llegamos ahora a la segunda referencia de lugares que podrían formar parte de este otro Viaje a Itaca que todo lector curioso por  indagar en la cultura hispana y su legado podría emprender.

En este caso además, el trayecto contempla múltiples caminos, historias  y lugares que ofrecer al viajero… “Los españoles tenían siempre el ansia de ir en todas direcciones, no se podían estar quietos…era el espíritu plus ultra”, asegura el ingeniero y exprofesor de la Universidad de California Luis Laorden, que resume las tres cosas que buscaron aquellos exploradores: “Oro, gloria y Dios”. Soldados, colonos, comerciantes y misioneros recorrieron unas rutas que, tras la independencia de México y la retirada española en 1821, sirvieron a la nueva nación estadounidense para la invasión de su vecino del sur y su expansión hacia el Oeste. Hoy, cinco de ellas se cuentan entre sus 19 Senderos Históricos Nacionales (National Historic Trails)

Durante muchos años el legado español se extendió a USA mediante los llamados Caminos Reales. Recientemente estos caminos han sido reconocidos como patrimonio de la Historia Norteamericana y ya forman parte del “National Park Service” de USA .

Cada tres años se organizaban las “Conductas”, largas  caravanas de carreteas tiradas por bueyes. Las caravanas iban escoltadas por los Dragones de Cuera y su objetivo era transportar las familias de colonos españoles junto con  frailes, plantas, semillas, cabezas de ganado, papel, tinta, etc. La red de Caminos  Reales, permitió unir ciudades, asentamientos,   fuertes  y misiones y posteriormente también  favoreció  el establecimiento de nuevas comunidades


Camino Real de Tierra Adentro


El más antiguo de los caminos reales españoles en América del Norte –denominado National Historic Trail en 2000- discurre, a lo largo de 2.560 kilómetros, entre Ciudad de México y Santa Fe (en el actual estado de Nuevo México). Su tramo norteamericano no se trazó hasta 1598, cuando el virrey autorizó a Juan de Oñate para liderar una expedición compuesta por 83 carretas y cientos de colonos que atravesó el Río Grande y el Paso del Norte hacia territorio inexplorado. “En las condiciones se decía que todos los que fuesen recibirían el título de hidalgos”, cuenta Laorden, quien relata la dureza de una ruta que enseguida ofrecía el primer peligro: la Jornada del muerto, un árido tramo de 100 kilómetros en el que muchos perecieron de sed. “El primer pueblo que hay después se llama hoy Socorro”, apunta el investigador, autor del artículo Los caminos españoles en el oeste americano que son «National Historic Trails»(2012).

Otras localidades de nombre español -Escondida, Magdalena, San Acacia, Alamillo, Contreras, Las Nutrias- dibujan un trayecto sobre el que pendía otra gran amenaza: los indios. “El peligro apache hacía que nadie se atreviese a recorrer este camino en solitario”.

La ciudad de Santa Fe, fundada por Oñate al término de la expedición, se convirtió en destino soñado y nudo de casi todos los caminos españoles posteriores. “Fue el polo de atracción de las personas inquietas de los territorios contiguos. La Plaza Mayor de Santa Fe, delante del Palacio del Gobernador, era el sitio deseado de todos los viajeros, el kilómetro cero para nuestros días. Se podría decir que Santa Fe era en el Oeste lo que París era en Europa”.


 Información oficial para el viajero en: https://www.nps.gov/elca/index.htm


Camino Real de los Tejas
  

El Camino Real de los Tejas se extiende 4.150 kilómetros de longitud desde la Ciudad de México a través de Texas y termina en Natchitoches, Louisiana

El explorador Alonso de León abrió este camino –declarado National Historic Trail en 2004-, “En varias expediciones a partir de 1686, tras la orden del virrey de investigar una supuesta presencia francesa en la costa de la actual Texas”, explica Laorden. De León no encontró más que las ruinas de un fuerte abandonado que había construido el explorador galo René Robert Cavelier de La Salle. Sus viajes sirvieron, sin embargo, para trazar un camino de que dio pie a la fundación de San Antonio –hoy la séptima ciudad más poblada de EE UU-, levantada en 1718 alrededor de la misión franciscana de San Antonio de Valero.

Durante el transcurso del siglo XVIII, la ruta entre el Río Grande y San Antonio se desplazó gradualmente hacia el sudeste, probablemente como resultado de la amenaza apache y comanche a los viajeros españoles.

Los españoles y los franceses que marcaron el camino fueron seguidos por hombres como Moses Austin y su hijo Stephen Fuller Austin -El padre de Texas-, Jim Bowie, Davy Crockett, Sam Houston y los primeros misioneros de múltiples religiones. Una gran cantidad de ciudades históricas esperan al viajero moderno en esta ruta.

Información oficial para el viajero en: https://www.nps.gov/elte/index.htm

Camino de Anza


Entre 1774 y 1776, Juan Bautista de Anza, realizó dos expediciones al norte que marcarían el futuro de California: “La primera a caballo, para abrir el camino. En la segunda llevó a 240 colonos que llegaron a la región y se instalaron allí”, cuenta Laorden, que asegura que el origen del viaje fue la necesidad de enviar suministros por tierra, ante las corrientes y vientos que dificultaban la ruta marítima, a las misiones españolas fundadas por Gaspar de Portolá y Fray Junípero Serra.

Los españoles habían alcanzado el puerto natural de San Francisco en 1769, hasta donde habían llegado por mar. Sin embargo, fue De Anza el que abrió una ruta terrestre segura y relativamente rápida para unir México con California. Y la abrió hasta San Francisco. Aunque no se quedó allí mucho tiempo. Poco después inició el camino de regreso a la capital de Nueva España, donde el Virrey le nombró Gobernador de Nuevo México.

El final del trayecto de 2.000 kilómetros, designado National Historic Trail en 1990, es la actual ciudad de San Francisco, cuyo origen está en un fuerte y una misión del mismo nombre fundados en 1776.


El Juan Bautista de Anza National Historic Trail es un sendero que pasa por Arizona y California y recorre 19 condados. Incluso hay una guía específica online que permite planificar el viaje para emular al explorador y militar español.

Información oficial para el viajero en: https://www.nps.gov/juba/espanol/index.htm

Camino de Santa Fe



Una ruta de 1.937 kilómetros discurre entre Santa Fe y San Luis (en el actual estado de Misuri) por la meseta de las Grandes Llanuras, durante siglos tierra de nadie entre el Imperio español y distintas potencias: Francia, Inglaterra y, por último, Estados Unidos. Designado National Historic Trail en 1987, el Camino de Santa Fe se remonta al viaje que en 1792 realizó el explorador Pedro Vial, un habitante de la Luisiana francesa que decidió pasarse a territorio español para servir a la Corona.

EE UU siguió después este camino y otros mencionados durante la invasión de México, entre 1846 y 1848. “Aunque España las utilizó solo hasta el fin del Imperio, siglos después estas rutas seguían siendo muy útiles. Fueron, por decirlo de alguna manera, el primer paso en infraestructuras, las primeras autopistas seguras que hubo en el territorio”, explica el catedrático de Estudios Norteamericanos José Antonio Gurpegui.

Información oficial para el viajero en: https://www.nps.gov/safe/index.htm

Viejo Camino Español


La historia de este sendero, que abarca 4.345 kilómetros entre las ciudades de Santa Fe y Los Ángeles, es a la vez española y mexicana. Comenzaron a trazarlo los recorridos parciales de frailes como Domínguez y Escalante y de comerciantes como Mauricio Arze, Lagos García y otros que no dejaron documentos escritos, dado el carácter ilegal de su actividad: el negocio clandestino de pieles y esclavos. No fue hasta 1829, cuando el Oeste americano ya no era español sino mexicano, que alguien lo recorrió de ida y vuelta. “Antonio Armijo fue el primero que lo hizo completo, aunque quizá tengan más mérito quienes lo hicieron poco a poco”, opina Laorden, que describe a un mexicano que salió de Santa Fe con 60 hombres y 100 mulas cargadas de mercaderías y se plantó en la misión de San Gabriel, en Los Ángeles, en 86 días.

Por el camino, Armijo descubrió el valle de Las Vegas, donde hoy se levanta la excéntrica ciudad, e hizo el negocio de su vida, convirtiéndose, quizá, en el primer gran emprendedor de California: “Cambió las mantas y textiles que llevaba de Nuevo México por varios miles de caballos, que en California sobraban y eran baratos, y con ellos regresó a Santa Fe, ganando abundante dinero en la operación”.


Información oficial para el viajero en: https://www.nps.gov/olsp/index.htm

EL VIEJO CAMINO ESPAÑOL DE LOS DOS OCÉANOS


El Old Spanish Trail es una ruta que une los territorios estadounidenses que pertenecieron al Virreinato de Nueva España, de San Agustín (Florida) a San Diego (California), recorriendo alrededor de 4000 kilómetros y atravesando 8 estados.

Partiendo de la primera ciudad europea fundada en Estados Unidos, San Agustin, en Florida, por el asturiano Pedro Ménendez de Avilés, el recorrido, que termina en San Diego, descubierto por Gaspar de Portolá en 1789. Cruza Estados Unidos de costa a costa por carreteras secundarias y pistas sin asfaltar que persigue mostrar el país desde una perspectiva hispánica, buscando los muchos restos, recuerdos y reconocimientos que hay a nuestros grandes exploradores.

Según cuenta LaOrden, “historiadores texanos han usado para este Camino prolongado hasta Florida el nombre de «Viejo Camino Español», que es un nombre que también se ha utilizado para el camino entre Santa Fe en Nuevo México y Los Ángeles en California, según se ha comentado en párrafos anteriores. A este Autor le gusta más llamar «Camino Español de los dos Océanos» a ese camino prolongado que iba desde San Agustín en Florida a San Diego en Alta California pasando por Pensacola, Mobile, Nueva Orleans, la actual Houston, San Antonio, El Paso, Tucson y Yuma es decir de uno a otro lado de América del Norte, desde el Atlántico hasta el Pacífico”. En su conjunto, éste es el Camino español más largo en Estados Unidos.

Asentamientos


Tres fueron las instituciones fundamentales de la política de asentamiento hispana en América del Norte: el presidio o fort como avanzadilla para la defensa y el avance de la Frontera; la misión para el adoctrinamiento e integración del indígena; y el cabildo de villas y ciudades como sede del poder de los vecinos. La simbiosis entre estas tres instituciones marcó la acción hispana. Las singularidades de América del Norte -dispersas poblaciones indígenas, carencia de recursos minerales, incluso escasez de agua-, dieron un especial protagonismo a los misioneros. Las misiones eran lugares de descanso y refugio para el caminante, escuelas de cristianización y educación del indio. También fueron objeto frecuente de las rebeliones indígenas. Los anales de las misiones están salpicados con sangre de misioneros. Con frecuencia, morían los indios acogidos a la misión y los soldados destinados a su protección. Muchas misiones fueron semillas de poblamiento al convertirse en villas o pueblos.


Puntos de presidios o misiones actualmente en EEUU
Línea de Presidios de costa a costa entre 1770-80

Misiones españolas en EEUU (1)
Misiones españolas en EEUU (2)

Misiones españolas en EEUU (3)
Nuevo México: Misión de San Esteban del Rey, Ácoma, 1641
                        Texas: Misión de San Juan Capistrano, 1731

Texas: Misión de San Antonio de Valero (The Alamo), 1744

Sonora [Arizona]: Misión de San Francisco Javier del Bac, Tucson, 1783



Fuentes principales:

https://www.nps.gov/subjects/travelspanishmissions/misiones-espanolas-en-los-estados-unidos.htm
https://laamericaespanyola.wordpress.com/2017/06/19/dragones-de-cuera/





Apaches y Comanches. Cuando el Far-West era español.


Bueno. Si os entusiasmaron en su día los grandes clásicos de cine del oeste –los auténticos poemas visuales que nos legaron los John Ford, Howard Hawks, Anthony Mann, Raoul Wash…- , o si os dejáis hechizar por los libros de aventuras, o simplemente buscáis una forma entretenida de lectura para descongestionar la cabeza estas vacaciones; ésta es vuestra entrada.

Los cinco libros que se comentarán aquí son pura aventura y distracción; y narran de forma novelada diferentes episodios protagonizados por el cuerpo de ejército de la Corona española que -entre otras muchas cosas- vigilaba la frontera norte del Virreinato de Nueva España -El Gran Norte-, que suponían unos 6.000 km lineales de territorio de lo que hoy son los Estados Unidos de América



Pero antes de entrar en ellos, a modo de introducción -y para contextualizar un poco- observemos para empezar este cuadro de nuestro ilustre Pintor de Batallas, el gran Augusto Ferrer-Dalmau 

Dragón de Cuera de Augusto Ferrer-Dalmau

Si, se trata de un Dragón de Cuera ¿Y quienes eran los dragones de cuera? Pues en pocas palabras: eran la caballería de frontera del Virreinato de Nueva España -y también exploradores, y pacificadores, y colonizadores, etc...-. Y como podréis comprobar los que leáis los libros propuestos aquí, donde estuvieran estos recios soldados que se quiten el 7º y todos los demás regimientos de la caballería de Estados Unidos…


Soldados de Frontera

Los Dragones de Cuera eran un cuerpo especial dentro del ejército de la monarquía hispánica que, al igual que los dragones europeos, eran esencialmente una fuerza de caballería, que además estaba preparada para desmontar cuando fuera necesario y convertirse en infantería. Se crearon como tales a finales del siglo XVI, y desde entonces se les encomendó la custodia de la frontera norte de la Nueva España, que llegó a incluir Texas, Arizona, Nuevo Méjico, gran parte de California y algunas zonas de Colorado, Utah y Nevada. Además de este cometido, protegían las rutas de comunicación entre Méjico y California y entre Texas y Florida. Su misión era doble, como soldados y como policía, y residían en fortalezas -o Presidios-, de ahí que también se les denominara como “tropas presidiales”.







Los Dragones de Cuera eran hombres duros de frontera. Iban armados con lanza, adarga -o escudo de cuero-, espada, daga, pistola y mosquete/carabina. Su nombre se debe a «la cuera», una especie de abrigo/armadura hecha con cuero endurecido. Este abrigo, que al principio cubría también las piernas, no tenía mangas y era muy resistente. Fabricado con hasta siete capas de cuero, era capaz de parar una flecha india. Inicialmente lo llevaban solo los oficiales y después se incorporó como vestimenta de toda la tropa. Con el paso de los años los dragones de cuera adaptaron un modelo más ligero que solo cubría el torso a modo de coraza.




Además, el soldado de cuera debía contar con 6 caballos, un potro y una mula, debido a los inmensos territorios que debían controlar. Las banderas y estandartes que utilizaban también llevaban generalmente los cuarteles de Castilla, aunque también utilizaron la Cruz de San Andrés.

Ingresar en los dragones de cuera era voluntario y se firmaban periodos de permanencia de 10 años. En cuanto a su composición, el 50% del ejército era de origen español -criollo fundamentalmente-, y el otro 50% mestizo, mulato, o de procedencia india, incluyendo suboficiales y oficiales. Solo los altos mandos eran europeos -no solo españoles, también italianos, valones, y de otras partes del Imperio-. 


La mayor parte de su servicio era un discurrir en soledad por los extensos territorios norteamericanos patrullando entre ranchos y misiones, protegiendo a los pueblos indios aliados, explorando, rastreando actividades hostiles y realizando cartografía.

La larga frontera cubría un vasto territorio que iba desde San Francisco en California hasta San Agustín en Florida, a lo largo 4.000 Km en línea recta, pero que sobre el terreno suponían cerca de 6.000 Km. Los dragones eran, por tanto, pequeñas guarniciones, muy esforzadas y móviles -recorrían varios cientos de kilómetros al mes, en continua cabalgada-. Su número alcanzó los 1.500 soldados al final del s. XVIII -exactamente, en 1780 eran 1.495 dragones de cuera-, pero durante más de un siglo desde su creación, fue inferior a 600 -exactamente, 592 en 1705-… ¡y tenían que defender una frontera de 6.000 km!


Los territorios de la frontera Norte de Nueva España eran muy variados, alternando montañas y valles profundos con durísimos desiertos; enormes llanuras con pantanos y ríos enormes; estaban habitados además por tribus indias nómadas, en general hostiles, como los Apaches (Lipanes, Chiricahuas y Mescaleros), Comanches, Siouxs, Navajos, Utes, Wichitas,  Yumas y  Pawnnees.  




Los Presidios. El auténtico "Fuerte americano"

Los presidios generalmente consistían en fortalezas, fuertes o baluartes en forma cuadrada o rectangular con muros de piedra o adobe (o una combinación de ambos). Siendo de unos 120 metros por lado y diez metros de altura, en algunos casos con pequeños salientes o torreones en sus esquinas para proteger sus flancos.

En su interior se abrió suficiente espacio para albergar caballada, almacén real, capilla y casas para oficiales, soldados y sus familias, formándose a sus alrededores un conglomerado de comerciantes, artesanos y algunos pobladores dedicados a la agricultura que dio origen al binomio presidio-villa.






Imagen idealizada del presidio de Tubac, antecesor del de San Agustín de Tucson.

Las tribus indígenas. Políticas de integración



El contacto con los indios del Norte del Virreinato comenzó a mediados del siglo XVI, cuando las expediciones españolas procedentes de México tomaron contacto por primera vez con los indios Zuñi, los Hopi y otras comunidades indígenas sedentarias de los actuales estados de Arizona y Nuevo México a los que denominaron indios Pueblo.


Conforme avanzaba la conquista, se comprobaba que  los territorios de la frontera Norte de Nueva España eran extraordinariamente amplios, complejos y  variados, alternando inmensos paisajes de  montañas y valles profundos con durísimos desiertos; enormes llanuras con pantanos y ríos enormes; estaban habitados además por tribus indígenas nómadas, en general hostiles, como los Apaches (Lipanes, Chiricahuas y Mescaleros), Comanches, Siouxs, Navajos, Utes, Wichitas,  Yumas y  Pawnnees.  

Cacique apache, por Claudio Linati (1790-1832), del libro Costumes civils, militaires et réligieux du Mexique (Bruselas, 1828).





Los indios formaban naciones situadas en un territorio cuyo dominio eminente o soberanía reclamaban el rey de España -u otros reyes, en su caso-, que formaban un cuerpo político diferente del de los españoles. El instrumento natural de la relación entre estas naciones era el Tratado. No debe, pues, extrañar la aplicación de una institución del “Derecho de Gentes” a esas relaciones porque fue en consideración a ellas, precisamente, que Francisco de Vitoria desarrolló la doctrina fundadora del Derecho Internacional moderno

Lo cierto es que el tratado fue el instrumento escogido por España para reglar sus relaciones con los indios, que procuraba incorporar a su jurisdicción, o con quienes, simplemente, intentaba estar en paz y amistad. La costumbre de celebrar tratados de paz se extendió a todas las fronteras de las Indias, y por todo el período hispánico, hasta proyectarse —al menos, en algunos casos— a la época independiente. Las investigaciones van revelando que no fue ésa una solución circunstancial, aislada o tardía sino el desideratum al cual aspiró la Corona para hacer realidad el objetivo de la conquista pacífica.

Su aplicación práctica fue mediante la llamada “Paz del Mercado”, por la que los indios de la frontera podían comerciar en paz con los hispanos del Virreinato de Nueva España. Incluso en muchos casos les proporcionaban vivienda, construyendo poblados relativamente cercanos a nuestros propios emplazamientos. Les suministraban alimento, herramientas y semillas, les enseñaban a cultivar, a leer, les bautizaban, e incluso les ofrecían integrarse como fuerza regular a la milicia.

Este requerimiento de la Corona de pacificar a los nativos a base  de –intentar- integrarlos en un modo de vida  más “cristiano”, que viene derivado del “ius gentium” que trajeron los maestros escolásticos de la Escuela de Salamanca, resulta cuanto menos encomiable; sobre todo si comparamos este esfuerzo realizado por nuestros antepasados para atraer a los pueblos aborígenes a la forma de vida que consideraban civilizada, frente a la política claramente de exclusión realizada por las otras potencias del momento –y que siguieron aplicando activamente también con posterioridad-.

Obviamente estas políticas de acercamiento -nacidas por orden expresa de la Metrópoli-, si bien buscaban con acierto el apaciguamiento, la integración y rápida colonización de los territorios descubiertos, pecaron en muchos casos de cierta ingenuidad y desconocimiento de la idiosincrasia del aborigen de las grandes llanuras. Por tanto tuvieron desiguales grados de éxito, como se comprueba por la continua necesidad de protección y recursos que tuvieron las escasas poblaciones de “Frontera”.



Dragones en Batalla

Los ataques de los indios nómadas a las Misiones, a los ranchos y a las poblaciones indígenas amigas, como el asalto y el robo de ganaderías, caballos e incluso el rapto de mujeres jóvenes, tuvieron una respuesta constante y sistemática por parte de las tropas desplegadas en los Presidios.

Una vez recibida notificación de algún ataque, ocho o diez Soldados de Cuera echaban mano a algunos de sus seis caballos y montaban a máxima velocidad en persecución de los asaltantes. Si era necesario y posible, también se reclutaba a los indios aliados, pero la única esperanza de atrapar a los asaltantes era montar rápidamente y salir en su búsqueda, sin tiempo que perder. Cuando un caballo se agotaba, cambiaban la silla y seguían cabalgando. Así se perdieron muchos caballos en largas jornadas de persecución, reventados o abandonados a su suerte. Finalmente, o los indios lograban alejarse lo suficiente y escapaban internándose en las montañas o resultaban atrapados y vencidos por los dragones.

 Algunos  hechos de armas destacados de los dragones:


-   A mediados del siglo XVIII, unos 200 comanches se retiraron abandonando una manada de caballos que habían robado, tras perder 40 hombres en un largo y duro combate cuerpo a cuerpo con una compañía de menos de 50 dragones.

-     La masacre de la misión de San Sabá, perpetrada en el año 1758 en el territorio de Texas por los indios comanches, tuvo como consecuencia la expedición de castigo llevada a cabo por las tropas presidiales conocida como la Campaña del Río Rojo.

-    En 1775, la resistencia de tres dragones contra un numeroso contingente de indios en San Diego -California-.

-       El 26 de abril de 1776, un alférez con sus 42 dragones formados en cuadro resistieron durante 5 horas frente a 300 apaches provocando su retirada después de infructuosos intentos de romper su formación.

-    En el año 1779 los comanches atacaron Taos repetidas veces. Las autoridades de Nueva España decidieron acabar con el problema y prepararon una fuerte expedición. Concentraron una gran tropa de 600 hombres de los cuales 150 eran Soldados de Cuera, que fueron acompañados por 200 apaches y yutes.

o   Al mando de Juan Bautista de Anza partieron de Santa Fe el 15 de Agosto, y persiguieron a los comanches utilizando sus mismas tácticas para poder sorprenderlos. Todo el recorrido se hizo viajando de noche y ocultándose de día, forrando los cascos de sus caballos con trapos para hacer una marcha silenciosa. Después de recorrer casi 1.000 km los alcanzaron en Colorado el 3 de septiembre.

o   Encabezados por Cuerno Verde -Tabivo Naritgant-, los comanches les hicieron frente, pero fueron derrotados y el jefe indio cayó en combate; su curioso tocado fue enviado como trofeo al rey de España, que posteriormente lo regaló al Papa, estando hoy depositado en los Museos Vaticanos.

o   Esta victoria española tubo gran repercusión, ya que Cuerno Verde tenía mucho prestigio entre las tribus y se le consideraba muy hábil.

-     El 6 de diciembre 1779 una partida de guerra del jefe Quilcho formada por unos 350 guerreros atacó Tucson. La guarnición estaba al mando del capitán Pedro Allende y Saavedra, el cual, en vez de quedarse al amparo de los muros del Presidio de Tucson, sorprendió a los indios cargando contra ellos con 15 dragones, derrotándolos e hiriendo al hermano del jefe Quilcho.

-  El 1 de mayo de 1782, los apaches nuevamente atacaron Tucson, esta vez con 600 guerreros. La mayor parte de la caballería española estaba fuera del presidio en misiones de patrulla, por lo que los españoles sólo disponían de unos 42 lanceros, 20 dragones de cuera, 10 exploradores indios aliados y 1 pieza de artillería. Fueron suficientes, pues el ataque pudo ser rechazado.



El final dela aventura

Con el fin de la Guerra apache y española en 1793 y la firma de la paz, navajos, chiricauas, yumas, los propios apaches y otras tribus comenzaron a convivir y entenderse con los españoles, a comerciar e integrarse, en muchos casos, en los mismos asentamientos. Los dragones de cuera, en las tierras pacificadas, pasarían a ser sustituidos por otras compañías como los húsares de Texas, o por la milicia regular, siéndoles encomendadas misiones cada vez más al norte, hasta la frontera rusa de Alaska.

Este cuerpo de caballería existió mientras duró el Virreinato, esto es, hasta la independencia de México en 1821. Algunos de estos dragones siguieron sirviendo tras la independencia del Virreinato de Nueva España, en 1821, aunque hacía tiempo que habían dejado de usar la cuera. Muchos eligieron seguir habitando esas tierras, formar familia con los nativos, adaptarse a las nuevas armas de fuego, incluso.

Dicen que, cuando tras la pérdida de los territorios mexicanos en 1846, comenzaron a aparecer nuevos soldados por el este que rompieron la paz que habían instaurado españoles con indios, volvieron a verse viejos y extraños soldados vestidos con cuera, aliados de los salvajes, jefes de su tribu algunos, luchando fervorosamente contra esa nueva amenaza que vestía de uniforme azul.

Después del Virreinato. México, los norteamericanos y la actualidad

El recién creado país mexicano procuró mantener las políticas de asentamiento y relación amistosa con los nativos que se utilizaban durante el Virreinato, pero la poca duración de la soberanía de México sobre estos territorios impidió la continuidad de esta estrategia.

El 29 de diciembre de 1845 el Congreso estadounidense oficialmente admitió Texas como un estado constituyente de la nación. En 1846 EEUU reclamó a México la posesión de la franja de tierra comprendida entre el río Bravo y el río de las Nueces. Las tropas mexicanas cruzaron el río Bravo y atacaron a los estadounidenses que se habían desplegado en el territorio en disputa. Tras ello el gobierno estadounidense declaró guerra y acometió contra México.

La guerra concluyó con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, en el que México reconocía la frontera texana en el río Bravo. Por si fuera poco,  EE. UU. recibió los territorios de California y Nuevo México -cerca de 2,000,000 de km² que hoy conforman los estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, la mayor parte de Colorado y la región suroeste del Wyoming y Kansas, y el oeste de Oklahoma-, cumpliendo así la llamada doctrina del destino manifiesto, según la cual Estados Unidos de América era una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico.

Dueños de tan inmenso territorio, los norteamericanos dejaron inmediatamente sin efecto todas las leyes y tratados de colaboración con los nativos; incentivaron la rápida colonización de las llanuras por parte de sus compatriotas, la apropiación de las tierras  y el desplazamiento de los nativos, dando comienzo a lo que la historiografía, la literatura y el cine ha trasladado hasta nuestros días con el exclusivo nombre de “la Conquista del Oeste”. Tal vez este modesto artículo ayude a poner en contexto para los hispanohablantes quienes fueron realmente los pioneros en aquellas lejanas tierras.

Es en cierto modo motivo de orgullo saber que una de las pocas tribus indias en territorio de los actuales EEUU que no han sido exterminados ni deportados y que incluso conservan sus mismas tierras desde hace miles de años son los indios Pueblo. La razón de este milagro se encuentra en que sus tierras están en Nuevo México, que fue territorio de la Monarquía española, y por tanto estos indios y sus propiedades estuvieron protegidos por las Leyes de Indias que promulgaron los reyes de España. Cuando Nuevo México pasó a formar parte de los EEUU, se hizo con la condición de respetar necesariamente los derechos y libertades de sus habitantes. No es de extrañar que estos indios, en pleno siglo XXI, gusten de lucir en sus fiestas populares la bandera española, y hasta que presuman de pertenecer al linaje de nuestra Hispanidad.

Y a la larga, la amistad de los indios Pueblo con los españoles les está resultando sumamente provechosa: tras la salida de España de América hacia 1820, con el tiempo fueron despojados de las tierras concedidas por la Corona. Y en la actualidad, asesoradas por competentes abogados, las comunidades indias están obteniendo el amparo de la Justicia. Parece insólito, pero es cierto: Al día de hoy, los Tribunales norteamericanos les están devolviendo las tierras, esgrimiendo las Leyes de Indias, el Código de las Siete Partidas de Alfonso X del siglo XIII, y los títulos de concesión de tierras otorgados hace varios siglos a los indios por el Rey de España.

De forma similar, los Navajos forman una de las reconocidas tribus apache del sudoeste de los Estados Unidos. Su cultura actual constituye una curiosa mezcla de rasgos que provienen de sus orígenes prehispánicos de cazadores-recolectores y elementos posteriormente incorporados de los indios Pueblo y de los colonizadores españoles de Nuevo México. La suya es una historia apasionante de una etnia indígena de Norteamérica que, lejos de desaparecer, ha logrado adaptarse a las circunstancias del momento y aumentar su población, de unos pocos millares a comienzos del siglo XVIII a más de 160.000 en la actualidad. Se puede afirmar que sin la presencia española esa historia sería no sólo distinta sino que la cultura navajo no tendría las peculiares características que la hacen diferente de las demás etnias amerindias.

Bueno, después de esta larga obertura, ha llegado el momento de la diversión. Los libros que os invito a disfrutar como yo, son éstos:




Como lector habitual de Novela Histórica, saber que detrás de este título estaba mi admirado Maeso de La Torre ya era garantía de lectura amena y a la vez bien documentada y ambientada. He tenido la oportunidad de leer otros títulos de este autor y en todos he aprendido bastante del momento histórico que sostenía cada narración -Al-Gazal, la Piedra del Destino, el Papa Luna,...-. Comanche tampoco defrauda en este sentido.

Y como donde hay patrón no manda marinero, a continuación doy un paso atrás para adjuntaros el link a la reseña de este libro realizada por el propio autor, que se publicó en la web de la editorial Zenda Libros en octubre de 2018: https://www.zendalibros.com/comanche-de-jesus-maeso-de-la-torre/

Ni la reseña ni obviamente la novela tienen desperdicio. Altamente recomendables para conocer esta parte de nuestra historia -tanto en América como también en Europa- y en concreto la trayectoria guerrera -pero también como estratega, como colonizador y como político- de Juan Bautista de Anza, sus superiores, sus oficiales, sus soldados y, no podemos olvidar, a los esforzados religiosos que acompañaban -cuando no directamente se adelantaban- a esta colonización 






Guerras Mescalero en Río Grande, de Álber Vázquez


Me gustó mucho también esta novela. A diferencia de la anterior, los principales protagonistas son los suboficiales y soldados de línea de los dragones. Escrita en lenguaje ágil y directo, los diálogos son francos, y las reflexiones de los protagonistas despiden recio sabor a estoicismo castrense no exento de cierto cinismo –uno diría que pensaban exactamente como nos cuenta el autor-. Nunca se incumple una orden, pero cada militar sabe leer muy bien el trasfondo de cada situación. 

El argumento principal consiste en describirnos cómo se llevaba a cabo –en un entorno del demonio, al más puro estilo far-west- el requerimiento de la Corona de pacificar a los apaches a base  de –intentar- integrarlos en un modo de vida más “cristiano”, obviamente con desigual grado de éxito, como podrán ver en esta, en la anterior y también en las siguientes novelas que comentamos aquí. Muy sutiles de leer en esta novela los "entendidos" que subyacen tras las palabras que se dirigían -llamarlos diálogos es pecar de optimistas- los soldados españoles con los jefes apaches. Recomendable y muy entretenido, sin duda, el libro  de Alber Vázquez

En un Imperio Olvidado, de Francisco Casero Viana




Bueno, esta novela está ambientada en la misma época y territorio que las anteriores. En mi caso fue la primera que llegó a mis manos y por tanto la que me introdujo en este apasionante momento de nuestra historia. 

La sinopsis que pubica Amazon  sobre la novela, señala:

“Una novela de aventuras, en la Nueva España del siglo XVIII, en lo que posteriormente serían los Estados Unidos de América y México.
El relato de la vida de Pablo, un muchacho vasco –guipuzcoano, nacido en Lezo, para más señas– que, tras escuchar cuando mozalbete las historias narradas por marinos regresados de las colonias del Nuevo Mundo, al cumplir los 19 años y tras el fallecimiento de su padre, decide embarcarse en un navío de línea español, como ayudante artillero, para viajar hasta aquellas lejanas tierras conquistadas por la Corona española con la humana intención de salir de la miseria en la que había vivido hasta entonces y hacer fortuna.
Pablo sabía, por las historias relatadas por marinos vascos, de los españoles que habían explorado, casi doscientos años antes la costa sur de Nueva España, desde la Florida, atravesando la cordillera de los Apalaches, hasta llegar a Alabama, Misisipí y Luisiana, adentrándose después en territorio de Texas, Nuevo México y Arizona para llegar al Océano Pacífico. 
Pablo vive en su periplo un enfrentamiento naval con una fragata inglesa en aguas gallegas; mantiene una relación amorosa con una india taina; sostiene diferentes enfrentamientos armados contra los ingleses e indios Creek en Santiago de Cuba y posteriormente en San Agustín de la Florida; sufre huracanes en su viaje a Veracruz, donde se hace arriero para sobrevivir; de nuevo sostiene una lucha contra indios Yaquis en su marcha a Guanajuato; posteriormente conoce a un capitán del regimiento de dragones de cuera, y a su hija, que lo marcará para el resto de su vida; doma caballos semisalvajes, lucha de nuevo contra indios huastecos, apaches lipan y comanches en su viaje en caravana hacia Texas.”


Debo señalar que, comparativamente con las dos anteriores, esta novela retrospectivamente se me antoja un poquito más "floja". Si bien está bastante bien documentada y nos narra episodios de la vida cotidiana y el comercio en otras zonas del Virreinato -Veracruz, Guanajuato, la capital, etc., el argumento a veces es reiterativo, y apunta algunos aspectos más de "novela rosa" que lo deseado por este humilde lector para este tipo de contexto. 



Resiste Tucson, de Álber Vázquez


Nuestro prolífico novelista de aventuras hispanas Álber Vázquez al parecer se va a prodigar en este blog. Yo personalmente disfruté bastante -esto es: detecté un capítulo de nuestro pasado que no conocía,  me entretuve con su forma de novelar cada historia, y me motivé para investigar más a fondo. Qué mas?- , con las dos novelas suyas que hasta la fecha me he leído -las ya comentadas Mediohombre y Guerras Mescalero-, con lo cual no tengo ningún problema -de hecho, encantado- en seguir acudiendo a sus libros para disfrutar de cualquier otro episodio que nos vaya novelando...

Es el caso de las dos siguientes novelas que voy a reflejar aquí: Aún no las he leído. Pero como mi blog lo que busca entre otras cosas es despertar interés entre los futuros lectores -si los tengo- por la historia "olvidada" que concierne a nuestros antepasados del XVI al XVIII, pues no me importa en absoluto que me adelanten. Ya me iréis contando...

Bien, a falta aún de mi propio análisis, recurro como en otros casos a buscar reseñas de editoriales u otros lectores en la web. Aquí, extraigo parte de la reseña publicada por un lector en Hislibris -link completo aquí-


“... Antes de continuar con la reseña me gustaría hacer un inciso sobre un elemento importante, eje argumental necesario, de la novela que tenemos entre manos, Resiste Tucson, de Alber Vázquez, editado por Inédita en 2010. Gran parte del libro se desarrolla en el Presidio de Tucson, sita en el desierto de Sonora, alrededor de 1782, concretamente en las Guerras Apaches que asolaron la zona por aquellas fechas. (….) Este Presidio protegía a los colonos que se habían afincado en la zona de Tucson a mediados del siglo XVIII, y los defendía cual castillo medieval, desde sus empalizadas, de las incursiones indias que hostigaban a los españoles, robando sus caballos y bueyes, violando a las mujeres y niños, y asesinando a los hombres. Todo se desarrollaba con normalidad meridiana hasta que una inesperada avalancha de apaches hace peligrar la existencia no solo del mismo presidio sino también de los sufridos colonos que con tanto esfuerzo subsisten en la dura tierra de Sonora. 

Pero los apaches, que de forma un tanto extraña han cambiado de estrategia y se han vuelto más agresivos, tienen delante no a unos pusilánimes soldaditos amedrentados por el brillo de los machetes, sino a toda una serie de auténticos guerreros españoles que no están dispuestos a que ningún desalmado ponga un pie en el presidio, arrample con las cosechas o ponga un dedo en la dulce cabellera de una de las mujeres. Los españoles ven como se acerca toda esa turba y con una parsimonia increíble y formal sacan sus sables de sus vainas, y enfilan las aceradas lanzas contra el enemigo. Que Dios se apiade de los apaches porque el día de la sangre ha llegado.

En este libro podemos observar dos ideas claras en la mente del autor. Por un lado, con un tono duro, seco y efectivo que acompaña toda la obra, nos enseña el periodo histórico de las batallas hispano-apaches en la medianía del siglo XVIII. Nos muestra toda la valentía y abnegación que unos militares como por ejemplo el capitán Allande o el sargento Sosa, muestran por su patria, por muy lejos que estén de ella. Tienen un código divino, unas ideas militares que están por encima del bien y del mal y que no dudan en defender y perder su vida para proteger a los colonos que tienen asignados. Y por otro lado, la novela es todo un homenaje a todas aquellas personas, sobre todo españolas que fijaron su residencia en aquellos lugares tan lejanos de sus raíces y desafiaron con sus vidas los peligros que arrostraba una tierra hostil. Personas que persiguieron sus sueños y que fiaban su existencia detrás de los aguerridos soldados. En verdad es una pena que la apuesta arriesgada de estos soldados y estos colonos fuera olvidados por las generaciones que les siguieron. Menos mal que escritos como este que nos ofrece Alber Vázquez nos devuelve una parte de las hazañas de estos héroes anónimos.

Resiste Tucson es una gran novela de aventuras, acción y hazañas increíbles. Una historia que no deja indiferente a nadie y que le mantiene despierto todo el rato, siendo inmisericorde con el lector. Alber Vázquez ha sabido encontrar entre estas páginas el punto exacto entre entretenimiento e historia épica. Se la recomiendo pues no solo aprenderán una parte de nuestra historia americana, porque aunque se sorprendan sí estuvimos allí, sino porque con su lectura honraran la memoria de los grandes héroes que a base de inteligencia y una espada dura como los dientes del lobo supieron poner en aquella tierra su peculiar pica de valentía.”


Por otro lado, el propio autor nos ofrece en su web personal más información y reseñas sobre su novela -ver http://albervazquez.com/index.php?id=resiste-tucson-

Lo dicho. Que la disfrutéis... 


Largo Camino hacia Zuni Pueblo, de Álber Vázquez


Esta novela se puede se puede leer de forma independiente de la anterior, o considerarla una continuación -mismos protagonistas, distinto escenario-. Para ampliar la información, recurrimos de nuevo a la web personal de Álber Vázquez http://albervazquez.com/index.php?id=largo-camino-hacia-zuni-pueblo, de la que extraemos este párrafo:

“Tucson ha crecido y el capitán Zúñiga decide que ha llegado el momento de enviar colonos a Zuni Pueblo. A su juicio, la ruta es segura y no se presentarán problemas. El alférez Sosa, al frente del puñado de soldados que escolta la comitiva, no está tan seguro. Ahí fuera hay muchos peligros. Y apaches. Y navajos. Va a ser un viaje difícil. Y no todos llegarán vivos a su destino”...


LLEVARLO AL CINE


Para concluir esta entrada, me gustaría volver al principio. Si bien el cine del Far-West está actualmente lejos de su época dorada, todavía se pueden ver actualmente películas más recientes que mantienen su alta calidad -Appaloosa, BlackThorne, Django Desencadenado, Tombstone, El Renacido, Los Odiosos Ocho, Valor de Ley, ...-, y que mantienen el alto nivel de este género.

Es por esto que, con los antecedentes comentados aquí, me atrevo a lanzar al aire una propuesta: Si como hemos visto, nadie como los soldados del Virreinato exploraron los vastísimos territorios del Oeste americano, conocido, combatido o pactado con las principales tribus indias; sabiendo además que los Dragones de Cuera eran casi todos nacidos en América, que muchos de ellos se incorporaron al ejército mexicano tras su independencia; esto es, que forman parte del acervo común histórico de nuestros dos países… ¿Por qué no sacar una coproducción Hispano-Mexicana que narre en lenguaje cinematográfico algún hecho relevante de los dragones? ¿No daría la historia de Juan Bautista de Anza para un "peliculón"? ¿Y el asalto apache a Tucson? ¿Y por qué no, ya puestos, una superproducción global al estilo La Conquista del OesteHow the West Was Won-? Y tantos otros, vaya..



A mí –me perdonan la intromisión- se me ocurren varios directores inteligentes, valientes y con curriculum de sobra para ejecutarla. Por la parte mexicana veo altísimo nivel para esto en Alfonso Cuarón –se matriculó CumLaude en lo implacable de los espacios infinitos con Gravity-, González Iñárritu –solamente hay que volver a ver El Renacido-, Guillermo del ToroEl Laberinto del Fauno, HellBoy- y por la parte española veo perfecto candidato a Alejandro Amenábar, a Álex de la Iglesia y tal vez a José Luís Garci. Se admiten otras propuestas…

Y por aquí nos quedamos...

Otras fuentes utilizadas:


https://laamericaespanyola.wordpress.com/2016/04/26/nueva-espana/

https://laamericaespanyola.wordpress.com/2017/06/19/dragones-de-cuera/
http://manuel-maqueda.blogspot.com/2012/03/los-dragones-de-cuera.html
https://lasoga.org/dragones-de-cuera-en-el-confin-del-mundo/
https://www.despertaferro-ediciones.com/2018/dragones-de-cuera-batalla-san-agustin-de-tucson-apaches/
https://confederacinhispanica.wordpress.com/2018/12/06/los-presidios-espanoles-de-la-frontera-del-virreinato-los-dragones-de-cuera/
http://www.grandesbatallas.es/herencia%20espanola%20en%20usa.html
https://iberoamericasocial.com/dragones-cuera/
https://elpais.com/cultura/2017/09/08/actualidad/1504889283_198145.html
https://elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=45&t=24158&start=0&hilit=dragones+de+cuera#p929649
https://www.quo.es/ser-humano/g41058/los-espanoles-que-conquistaron-el-salvaje-oeste-americano/

“Lo que hacemos para ser amados”. Leído en algún episodio del Sandman, de Neil Gaiman