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martes, 23 de marzo de 2021

Hispanoamérica. Ojalá nos hubieran conquistado los ingleses...

 Demasiadas veces leemos o escuchamos esta idea por parte de los hispanoamericanos, procedentes de diversos niveles culturales. Lo escuchamos de parte de gente “a pie de calle”, y también de personas que gozan de prestigio intelectual, con formación cultural notable, que ejercen actividades relacionadas con la cultura, las ciencias o las humanidades. Se formula esa reprobación defendiendo que si la conquista y colonización de toda América la hubieran realizado los anglosajones otro "gallo cantaría" para la retrasada, católica y pacata América hispánica. El evidente contraste de desarrollo económico, industrial y social entre las "Américas del Norte-norte" (EEUU y Canadá) y el resto del continente, sería el principal argumento de este prejuicio tan extendido.


Es una forma de verlo, muy conveniente por cierto para los países de cultura inglesa. Pero resulta que es FALSA. Un análisis un poco más exhaustivo demuestra que la tesis anterior olvida –obvia, aparta, no considera, etc.- descaradamente muchos datos, como por citar algunos:


1. Menciona siempre como supuestos éxitos de gestión colonial inglesa economías y sociedades pujantes y avanzadas como las de EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… pero oportunamente olvida mencionar otros países –también ex colonias inglesas- que contradicen dolorosamente este argumento: Namibia, Ghana, Kenia, Nigeria, Tanzania, Egipto, Sudán, Uganda…; Dominica, Granada, Jamaica, Trinidad-Tobago, Guayana….; Irak, Jordania, Malasia, Pakistán, Bangladesh…; Papúa Nueva Guinea, Samoa, Fiyi,… algunos de los cuales ostentan de los mayores índices de desigualdad, corrupción, inseguridad y pobreza del mundo.


2. Desconoce el hecho histórico de que los principios básicos de la economía de mercado y del liberalismo económico fueron diseñados por académicos de la Escuela de Salamanca durante el Siglo de Oro español, mucho antes de existir Adam Smith, Locke o los demás calvinistas y protestantes escoceses, y siglos antes de la Escuela de Economía Austríaca, por ejemplo. 


3. Los defensores de la “superioridad” inglesa a lo mejor no se han parado a pensar que, después de la ancestral “Ruta de la Seda”, que unía Asia con Europa -por cierto, sin participación alguna de británicos-, son las Españas –así, en plural- las que, mediante  la Flota de Indias y el Galeón de Manila, establecen la primera ruta de comercio mundial de la historia, además de la más larga de su época -15.000 millas náuticas, que unía tres continentes atravesando dos océanos-. Duró casi 300 años, siendo también la más longeva de la historia.


4. En cuanto a las divisas internacionales, la historiografía anglosajona olvida el hecho de que el Real de a Ocho de las Españas se constituyó como la moneda universal del comercio durante más de 300 años. La mayor duración jamás obtenida para una divisa de referencia. Además, el modelo del real de a ocho fue copiado para el surgimiento del dólar estadounidense, el dólar de Canadá, el yuan chino, el yen japonés, los pesos de las repúblicas independientes americanas, el peso filipino y otras muchas monedas alrededor del mundo. Superó en duración al propio imperio español. Por comparación, la libra esterlina fue moneda de referencia unos 75 años –y no en todo el mundo-, y el actual dólar americano lo lleva siendo desde 1944, compitiendo duramente desde hace 20 años con el euro.


5. Por otra parte en materia jurídica desconoce u olvida mencionar el aparato legal de protección de los naturales creado por la monarquía hispánica (testamento reina Isabel, Leyes de Burgos, Controversia de Valladolid, Leyes de Indias, etc.) frente a la inexistencia de legislación alguna de protección por parte de los británicos u holandeses (hasta el punto de que p ej. los aborígenes de Australia hasta mediados del siglo XX estaban catalogados en los documentos legales ingleses como “fauna” local). Ejemplos hay muchísimos –busquen p. ej. la Indian Removal Act y el trato dado por EEUU a los nativos de Norteamérica- . El resultado está bien claro al ver la distribución racial actual de población en los países hispanos frente a la población actual de EEUU u Oceanía.


6. En materia de educación y sanidad, olvida mencionar la increíble distancia temporal y numérica de las instituciones educativas y sanitarias creadas por España en su expansión imperial -universidades, colegios virreinales, hospitales, etc-, comparándolas con las que crearon –si es que lo hicieron-, el resto de potencias ultramarinas. Lo mismo para las imprentas, ediciones de libros y traducciones a lenguas nativas de los textos europeos. La explicación es sencilla: los territorios ultramarinos “eran” España.


7. Desconoce completamente quien opina así la situación y como se vivía en la América Española durante la época de los Virreinatos, así como la forma de gestionarse estos territorios –provincias, no colonias-. Poco sospechoso de hispanófilo, les recomiendo a todos la lectura del Ensayo Político del reino de la Nueva España, del naturalista, explorador y viajero alemán Alexander Von Humboldt, el cual viajó por la América Española a comienzos del siglo XIX, y aunque venía cargado de prejuicios sobre las Españas heredados de la Ilustración alemana, tuvo que corregir “in situ” muchos de sus apriorismos.


8. Esta tesis olvida “intencionadamente” –y esto es fundamental- situar temporalmente el momento de cambio de paradigma productivo según ambos tipos de administración: los países de administración anglosajona que han crecido económicamente lo hicieron DESPUÉS de liberarse del yugo de la metrópoli; es decir, posteriormente de terminar este expolio. Sin embargo, los países hispanos comenzaron su decadencia precisamente A PARTIR de su separación de España y fragmentación en micro-estados. Inglaterra perdió colonias. Las Españas –europea y de ultramar- eran un solo reino, que se fragmentó. Este es el quid de la cuestión, y la gran diferencia de concepto entre ambas visiones expansivas.


9. Asimismo, el argumentario desconoce o no menciona el hecho de la participación –directa e indirecta- de Inglaterra -y su masonería- en las guerras de independencia hispanoamericanas –siempre del lado y alentando los deseos de poder de la oligarquía local criolla-, además del hecho que fueran en gran medida largas guerras civiles entre compatriotas, estando la mayoría de la población indígena del lado de la corona española.


10. Tampoco menciona lo conveniente que fue para Inglaterra –y EEUU- la formación de micropaíses –débiles y manejables- como resultado de las independencias. Hasta el punto de que cuando Bolívar se da cuenta de la atomización y disensiones provocadas entre territorios hermanos intenta reconducir la situación, y es cuando pierde todo el apoyo de Inglaterra – hasta el momento socia y aliada- y de la oligarquía local –de la que él mismo formaba parte-. Muy interesante la vida de los “libertadores”, realmente.


11. Ya terminando, otro punto extraordinariamente interesante y muy poco estudiado trata sobre la cantidad de reservas de oro que había en los bancos centrales de ciudad de México, Buenos Aires, Caracas, Lima… en el momento de las independencias y, sobre todo, lo que ocurrió con esas reservas inmediatamente después -seguro que les sorprenderá muy mucho-. Más aún cuando averigüen que la potencia que esquilmó esa enorme cantidad de oro la utilizó en gran parte como carísimos préstamos a los micro-estados resultantes, que nacieron enormemente endeudados y obligados a comerciar en exclusiva con esa potencia “amiga”, en las onerosas condiciones que este nuevo “león” decidió. Posteriormente esta política fue seguida con ansia por la otra potencia angloparlante del continente…


Y como colofón, copio aquí un extracto de un libro del doctor en Economía, en Filosofía y miembro de la Academia de Historia colombiana Pablo Victoria, que habla de la vida y la sociedad en las capitales de los Virreinatos:

(…) “Ya los ingleses habían calificado a ciudad de Méjico «la ciudad más rica y espléndida del mundo» en el mismo diario (el Morning Post). Y no era exageración porque el fraile inglés Thomas Gage compara la capital mejicana con Venecia y cree que es una de las más ricas y grandes del mundo, de casas hermosas y espaciosas, de calles muy anchas, porque en las más estrechas cabían tres coches.
(…) En cuanto al nivel medio de vida, veamos su “cesta de la compra”: consumía la capital mejicana a principios del siglo XIX, en tiempos de la visita de Humboldt y en pleno régimen español, 189 libras de carne per cápita y Caracas 141 libras, cuando París consumía solo 163; en Méjico se consumían 363 libras de pan per cápita, cuando en París 377, pero hay que tener en cuenta que en Méjico se preferían las tortillas de maíz. Para abundar, mientras un minero mejicano cobraba de 25 a 30 francos por semana de cinco días, en Sajonia el mismo minero cobraba de 4 a 4,5 francos.
(…) Esto mismo se podía decir de Lima, por muchos considerada aún más hermosa y rica que Méjico. Las gentes gozaban de un nivel de vida envidiable, incluidas las clases bajas que iban distinguidamente vestidas y adornadas de joyas, de ricas sedas y de los encajes más finos de Flandes.
(…) Londres, en cambio, tenía un mal pavimento, la Plaza de St. James era un receptáculo de basuras y desperdicios que hacían las delicias de los perros; el alcantarillado era tan malo que en tiempos de lluvia se inundaban las calles que en verano hedían porque desde las ventanas se tiraba todo tipo de desperdicios, incluidos los humanos, y no eran pocos los baños indeseados y chichones que se propinaban a los desprevenidos transeúntes. Y en cuanto a la seguridad se refiere, prevengo que los ladrones y salteadores de Londres se dedicaban a sus oficios con impunidad cuando, en contraste, la capital mejicana gozaba de tranquilidad y buena policía. Esto es lo que dicen los cronistas de la época. En realidad, de verdad, las posesiones españolas de América eran las más ricas de cuanta metrópoli alguna las hubo….(…)”

En fin, invito a los lectores a investigar por su cuenta cada uno de los puntos aquí mencionados, sobre todo para  conocer mejor y defender con orgullo nuestra herencia y nuestra identidad hispana, que es heredera de la griega, la romana y la mediterránea; que se mezcló con los pueblos de América y dejó una forma de convivencia, un idioma y un acervo cultural que cuando -más pronto que tarde- sea redescubierto por sus herederos, el asunto se va a poner de lo más interesante…


Más aún en este asunto, en el que durante los 200 últimos años solo ha existido un discurso, el único que conviene a los que antes siempre nos envidiaron. 


Nos queda todo un futuro por construir...


Bienvenidos

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“Lo que hacemos para ser amados”. Leído en algún episodio del Sandman, de Neil Gaiman