"Los principios teóricos de la economía de
mercado y los elementos básicos del liberalismo económico no fueron diseñados,
como se creía, por calvinistas y protestantes escoceses, sino por los jesuitas
y miembros de la Escuela de Salamanca durante el Siglo de Oro
español."
Friedrich A. Hayek. Economista austriaco y
premio Nobel de economía
"La humanidad pasó a ser entendida de una forma
“moderna”: la conforman todos los seres humanos que habitan cualquier parte de
la tierra. Este derecho natural a nacer libres pasaba a convertirse en algo
consubstancial al ser humano"
"Marianne, la denominación dada en Francia a la
República, procede del nombre del jesuita español Juan de Mariana, ilustre
miembro de la Escuela de Salamanca”
Florence Gauthier. Historiadora francesa. Especializada en
el estudio de la Revolución Francesa
Comenzamos aquí a sacar a la luz el siguiente tesoro que nos depara este viaje, que busca también invitar a que algún lector libere tal vez prejuicios adquiridos y pueda
conocer mejor y, sobre todo, internalizar, el alcance y trascendencia que tiene
formar parte del acervo cultural de la Hispanidad.
Con esta entrada inauguramos una serie de recopilaciones relativas a las
corrientes de pensamiento, ética, ciencia y conocimiento que generaron las
Españas; mediante los cuales se crearon disciplinas académicas en diversas
materias –algunas inexistentes hasta la fecha-; y que, en
sus modelos actualizados, se siguen impartiendo en diversas universidades y
centros de conocimiento, además de aplicarse en nuestra vida diaria y estar en
continua investigación por profesionales especializados. Crearon Escuela, aunque desafortunadamente –y como tantos otros logros de nuestros antepasados- sean generalmente
desconocidos fuera de los circuitos más eruditos y exclusivos.
La primera entrega de esta serie va dedicada a una institución que,
si bien es probable que sea conocida y nombrada por mucha gente, son bastantes
menos los que realmente saben que significó para la historia del conocimiento
universal. La ESCUELA DE SALAMANCA fue una corriente de pensamiento
fundamental en diversas áreas del saber que tuvo lugar en el renacimiento del
siglo XVI, a través de un grupo de teólogos y juristas concentrados
principalmente en la ciudad de Salamanca, España.
Si las ciudades-estado italianas
iniciaron el Renacimiento en el siglo XV, España y Portugal investigaron el
nuevo mundo en el XVI y emergieron como centros de comercio y empresa.
Intelectualmente, las universidades españolas engendraron una recuperación del
gran proyecto escolástico –el llamado segundo escolasticismo-: partir de las tradiciones grecorromana y
cristiana para investigar y expandir todas las ciencias, incluyendo la
economía, sobre la base firme de la lógica y la ley natural.
Como la ley natural y la razón
son ideas universales, el proyecto escolástico era una búsqueda de las leyes
universales que gobiernan la manera en que funciona el mundo. Y aunque la
economía no se consideraba una ciencia independiente, estos investigadores se
dirigían hacia el razonamiento económico como una forma de explicar el mundo
que les rodeaba. Buscaban regularidades en el orden social y producían patrones
católicos de justicia para actuar sobre él.
Los integrantes de la Escuela de Salamanca renovaron la teología, sentaron las
bases del derecho de
gentes moderno,
del derecho
internacional y de la ciencia económica moderna. Matemáticos de esta Escuela
estudiaron la reforma del calendario, por encargo del papa Gregorio
XIII, y propusieron la solución que se implantó posteriormente –Calendario Gregoriano-. También tuvo Salamanca en esa época las
que probablemente fueron las primeras alumnas universitarias del mundo: Beatriz Galindo y Lucía de
Medrano. Medrano fue la
primera mujer que dio clases en una Universidad.
Universidad de Salamanca. Claustro de sabios
La Universidad de Salamanca es
la universidad más antigua de España y una de las cuatro de Europa abiertas
actualmente, junto con las de Bolonia, Oxford, y París (La Sorbona). Tuvo su
origen en la Escuela Catedralicia de Salamanca, fundada en 1130. El
primer documento oficial fue expedido por el rey Alfonso IX de León, quien le
concedió en 1 de enero de 1218 la categoría de Estudio General
salmantino, "Studii salmantini". Bajo el reinado de Alfonso X el
Sabio, rey de Castilla y León, el Estudio General se convirtió
en Universidad, en su doble carácter de real y pontificia, el 8 de mayo de
1254.
En plena Edad Media,
cuando la mayoría de la población europea era analfabeta en una sociedad
agraria y rural, Salamanca se convirtió en pionera y en el origen del
conocimiento universal en España. Su estudio y su pasión por las escuelas
universitarias la convirtió en centro neurálgico para estudiantes y profesores,
la mayoría de ellos procedentes del mundo del clero, que era el colectivo que
podía presumir de saber leer y escribir.
Se impartían estudios en Derecho,
Medicina, Lógica, Gramática y Música. Los profesores de asignaturas
relacionadas con el Derecho gozaban de un sueldo mayor, al tratarse de una
universidad inclinada hacia las disciplinas jurídicas. Ante los siglos XIII y
XIV se fueron creando nuevas cátedras, especialmente en Derecho. El espaldarazo
final le llegó en el año 1255 con la bula del papa Alejandro IV que le
otorgó la licentia ubique docendi, con
la que se reconocía la validez de los
grados otorgados por la Universidad de Salamanca en todo el mundo.
Las clases se impartían en latín, lo que facilitaba la movilidad
internacional de profesores y estudiantes al ser una lengua utilizada en toda
Europa.
Años de esplendor
Durante el Siglo de Oro español
fue cuando la Universidad se convirtió en el escenario de relevantes
acontecimientos para la historia de la humanidad. En el claustro de esta
Universidad se discutió sobre la viabilidad del proyecto de Cristóbal Colón y
las consecuencias que traían sus afirmaciones. Tras el descubrimiento de
América, se discutió sobre el derecho de los indígenas a ser reconocidos con
plenitud de derechos; la denominada polémica
de indias fue
algo revolucionario para la época.
El caso es que los sabios de la
Escuela de Salamanca formaron igualmente un importante foco humanista,
renovaron la teología, sentaron las bases del Derecho moderno de gentes,
del Derecho Internacional, precursora de los primeros Derechos Humanos,
encabezados por Francisco de Vitoria. Y efectuaron los
primeros estudios en etnografía y antropología social moderna,
especialmente por Bernardino de Sahagún. Relacionando la
democracia con la justicia definieron el concepto de la Comunidad
Internacional
Este movimiento fue llevado
a cabo por un grupo de teólogos y juristas que basándose en la teoría del Iusnaturalismo, desarrollaron las primeras leyes en Derecho
Internacional de Gentes, precursores de los Derechos Humanos. Sus
miembros más brillantes fueron Francisco de Vitoria (1483-1546), el fundador de la escuela, Domingo de Soto (1494-1570), Martín de Azpilcueta (1493-1586), Bernardino de Sahagún (1499-1590), Tomás de Mercado
(1500-1575), Domingo
Báñez (1528-1604), Luis
de Molina (1535-1601), Juan de Mariana (1536-1624), Francisco Suárez (1548-1617), etc.
Se analizaron los procesos
económicos por primera vez, generándose el primer movimiento de estudios y
análisis de la macro economía moderna. La Escuela de Salamanca fue la
primera corriente de pensamiento de carácter económico, moral y
jurídico, que debatió los problemas morales derivados del innovador sistema
comercial y de la mentalidad neo-mercantilista generada en Europa durante la
Modernidad y el descubrimiento del Nuevo Mundo.
El iniciador. Francisco de Vitoria
Francisco de Vitoria fue el inspirador de la Escuela de Salamanca y
teorizó sobre la economía desde un punto de vista moral. Según Vitoria el orden
natural se basa en la libertad de circulación de personas, bienes e ideas. En
sus clases trataba los temas de mayor actualidad y a ellas asistían tanto los
estudiantes como los profesores. Su capacidad docente era extraordinaria, sus
alumnos le admiraban tanto que le llamaban «el maestro» y hasta los hombres de
gobierno acudían a él para pedirle consejo. Es considerado el padre del derecho
internacional moderno y el principal defensor de los derechos humanos de los
indios americanos.
Durante los veinte años que pasó
en Salamanca, afrontó los mayores desafíos intelectuales de su época renovando
métodos y temáticas, y originando una verdadera corriente de pensamiento
teológico-jurídico destinada a tener enorme repercusión. Su obra gira en torno
a la dignidad y los problemas morales de la condición humana. Fue especialmente
influyente por sus aportaciones jurídicas, aunque también tuvieron gran
repercusión sus estudios sobre teología y sobre aspectos morales de la
economía. Sus enseñanzas se han conservado en trece relecciones —lecciones solemnes— dedicadas, entre otros temas, al homicidio, al
matrimonio, a la potestad civil y eclesiástica, a las relaciones entre el
Concilio y el Papa, a la guerra justa o a los conflictos originados por el
Descubrimiento de América, la incorporación de aquellos territorios a la Corona
Española y la paz y el respeto en las relaciones con los indios.
Para Vitoria, la comunidad
internacional debía regirse por un conjunto de leyes justas con los derechos de
todos los pueblos, ya que la armonía y convivencia de la Humanidad depende de
la convivencia de cada uno de los estados que la componen.
En su cuerpo jurídico puso encima
de la mesa seis elementos
esenciales: primero, la defensa de los
derechos individuales a la vida, la libertad y la igualdad ante la ley;
segundo, la defensa de la propiedad privada y los contratos; tercero, la
importancia del mercado y el comercio internacional; cuarto, la necesidad de
mantener un gobierno controlado y limitado; quinto, la defensa de la soberanía
del pueblo y del principio de consentimiento de los ciudadanos; sexto, la
defensa del derecho de oposición o rebelión frente a los tiranos.
Los padres de la Teoría Económica
Los estudiantes de economía normalmente
remontan los orígenes del pensamiento pro-mercado al profesor escocés Adam Smith (1723-1790). Esta tendencia
a ver a Smith como origen de la economía está reforzada entre los
estadounidenses porque su famoso libro Una investigación de la naturaleza y causa de la riqueza de las
naciones fue publicado el año de la independencia estadounidense
de Gran Bretaña.
Hay muchas cosas que olvida esta
visión de la historia intelectual. Los
fundadores reales de la ciencia económica en realidad escribieron cientos de
años antes que Adam Smith. No eran economistas como tales, sino teólogos
morales, formados en la tradición de Santo Tomás de Aquino y se los conoce
colectivamente como los escolásticos tardíos. Estos hombres, la mayoría de los
cuales enseñaron en España, eran al menos tan favorables al libre mercado como
la tradición escocesa muy posterior. Además, sus fundamentos teóricos eran
todavía más sólidos: anticiparon las
teorías del valor y del precio de la Escuela Austríaca de finales del siglo XIX.
Entre sus principales aportes se
encuentran la aceptación de la ley de la oferta y de la demanda como
agentes en la determinación de precios de un mercado libre, la exposición de
una teoría subjetiva del valor de los bienes, y el
establecimiento del valor del dinero en función, no sólo de su
abundancia o escasez, sino de su capacidad de compra, la doctrina
general del interés y el análisis del sistema tributario.
Su gran hallazgo para la
macroeconomía moderna fue la formulación de la Teoría
cuantitativa del dinero, tratándose de una relación entre la abundancia
de moneda y el aumento del nivel de precios y, por influencia de esa teoría, la
del intercambio de divisas. Esta teoría demuestra que el incremento de la masa
monetaria en circulación ocasiona un incremento proporcional en el nivel de los
precios. Su ecuación fue desarrollada en el siglo XX por Irving
Fisher mediante la fórmula M x V = P x Y, es decir, que la masa
monetaria por la velocidad de circulación es igual al producto nacional por el
nivel de Precios. Esta ecuación se convirtió en uno de las bases de la
economía moderna.
El pensamiento económico de Tomás de Mercado puede observarse en
su obra Suma de tratos y contratos. En ella, el pensador
sevillano reflexionó sobre el fundamento de los intereses y condenó la usura y
los monopolios. También profundizó en la Teoría cuantitativa del dinero. La
preocupación por estas cuestiones parece lógica, en un contexto caracterizado
por la llegada masiva de metales preciosos desde América.
Martín de Azpilcueta fue
el pionero en el análisis de los efectos que producía en la economía española
la masiva llegada de metales preciosos americanos; su conclusión fue que
generaba inflación, por lo tanto un
incrementos de precios y carestía. Constató el hecho de que en los países en
los que los metales preciosos oro y plata eran escasos los precios de los
bienes eran inferiores a los países con abundancia de los mismos. El metal
precioso, como una mercancía más, tiene menos valor adquisitivo cuanto más
abundante sea. Era una gran paradoja: la posesión de abundante oro y plata
generaba pobreza.
Todos estos maestros se pronunciaron también por la libertad
económica y declararon que el precio moralmente justo es el formado de acuerdo
con la oferta y la demanda, con exclusión de violencia, engaño o dolo, y
siempre que haya suficiente número de compradores y vendedores, es decir, en
ausencia de situaciones de monopolio público que estos doctores tenían por un
crimen. Vale la pena citar a este propósito, por su frescura y conocimiento de
la realidad, los textos en que Tomás de
Mercado dice que el precio justo es el que corre de contado
públicamente y se usa esta semana y esta hora, como dicen en la plaza, no
habiendo en ello fuerza ni engaño, aunque es más variable, según la experiencia
enseña, que el viento. Y que si uno trajo mercería de Flandes y cuando llegó a
Sevilla vale de balde, por la gran copia y abundancia que ha, bien podrá
guardarla. Mas, si la vende, no ha de tener cuenta con lo que a él le costó, o
costeó por el camino, sino con lo que ahora se aprecia en la ciudad, porque a
esta variedad y ventura está sujeta el arte del mercader. Ahora debe perder;
otro día el tiempo tendrá cuidado de ofrecerle oportunidad y ocasión de ganar.
La obra de este pensador influyó
notablemente en épocas posteriores. Especialmente relevante fue, ya en el siglo
XX, la Escuela
de Chicago, con Milton
Friedman a la cabeza, que, al igual que Mercado, dedicaron un gran esfuerzo a la Teoría cuantitativa del
dinero.
Domingo de Soto defiende el precio de mercado diciendo que una
cosa vale aquello por lo que puede ser vendida, excluida la violencia, el
fraude y el dolo; es decir, el precio libremente debatido en un mercado en
competencia, palabra que concretamente usa Luis
de Molina, cuando dice que la competencia –concurrentium- entre
muchos compradores, más unas veces que otras, y su mayor avidez, hará subir los
precios; en cambio, la rareza de compradores los hará descender.
Luis de Molina afirmaba
que la propiedad privada era una institución de efectos prácticos positivos ya
que, por ejemplo, los bienes serían mejor administrados por un solo dueño que
si fuesen de propiedad comunal.
Por último, Juan de
Mariana sostuvo los argumentos de sus compañeros escolásticos
resumiéndolo en una sola frase: "Cuando un asno es de muchos, los
lobos se lo comen".
Por esto, todos los doctores de
la Escuela de Salamanca miraban la
regulación del precio por parte del Estado con la mayor desaprobación. A
este respecto es incluso llamativa la postura de Martín de Azpilcueta, quien tajantemente se opone a la regulación del precio, “porque era
innecesaria cuando había abundancia e inefectiva o dañina cuando había escasez”.
Dentro de nuestra ancestral
ineficacia para difundir los logros propios, el espaldarazo final a la denominación Escuela de Salamanca de
economistas vino dado ya avanzado el siglo XX por el economista
austriaco Joseph Schumpeter en
su Historia del análisis
económico (1954), aunque muchos historiadores económicos ya
emplearon el apelativo antes que él. Schumpeter estudió la doctrina escolástica
en general y la española en particular, y elogió el alto nivel de la ciencia
económica en la España del siglo XVI. Según el citado economista, esta escuela
fue el grupo que más se merece el título de fundador de la ciencia
económica.
Cree Schumpeter que justificado
está hablar de una escuela de Salamanca de
economistas, aunque hay que señalar –y
es preciso mencionarlo- que
Schumpeter es fiel heredero de los prejuicios históricos existentes sobre los
españoles en el norte de Europa. En la
obra citada, hace un amago de extrañeza al descubrir
que varios de sus miembros más destacados "happened to be Spanish", es decir,
"resultaron ser españoles", aunque afirma que su enseñanza no tenía nada de específicamente español -Ver aquí-. Nada nuevo más allá del ombligo de nuestros socios del norte, ya saben.
Pero la realidad es obstinada,
también ante los prejuicios. Ya en la actualidad, el investigador Anton
Alexandrovich Afanasyev, Profesor de Análisis de Negocios en la National Research University Higher School
of Economics (Moscú) e investigador líder en el Instituto Central de Economía y Matemática de la Academia Rusa de
Ciencias, publicó en 2015 un interesante trabajo recopilatorio de las principales doctrinas económicas postuladas por los pensadores salmantinos, que
se enumeran a continuación (junto con el año de publicación):
I. En teoría monetaria, algunas de dichas doctrinas son:
a) La teoría cuantitativa del
dinero (1556).
b) La teoría de la paridad del
poder adquisitivo del dinero (1535-1594).
c) La teoría del valor (utilidad)
marginal del dinero (1583, 1642).
d) La doctrina de la demanda de
dinero (1601).
e) Una interpretación amplia de
la oferta monetaria (1601).
f) La doctrina del mercantilismo
monetario (1569) y del mercantilismo de la balanza comercial favorable (1600).
II. En cuanto a la teoría de precios, son significativas:
g) La teoría y los mecanismos de
la competencia entre vendedores y compradores (1597).
h) La justificación de la venta
con precios libres en los productos de lujo (1535) y en artículos de primera
necesidad (1552).
i) La idea de la imposibilidad de
que el hombre conozca el valor exacto del precio justo del producto (1546,
1617).
j) La doctrina de los tres
actores principales del mercado a partir de los cuales se puede conocer el
justo precio (1546).
Los padres del Derecho de Gentes
La Escuela de Salamanca renovó
los conceptos medievales del derecho mediante una reivindicación de la libertad
del hombre. Iniciaron una doctrina jurídica que reclamaba los derechos
naturales del hombre a la vida, a la dignidad, a la propiedad, a la libertad de
pensamiento, etc.
Redefinió el concepto de Derecho natural o
doctrina Iusnaturalista, aquella que defiende las leyes de hombre
originarias desde la misma naturaleza, y todo aquello que exista según el orden
natural comparte ese derecho. Concluyó en que si todos los hombres comparten la
misma naturaleza también comparten los mismos derechos y libertades. Unas
libertades que son algo inherente a ellos mismos y que, por tanto, les
pertenecen por encima de las consideraciones de cualquier príncipe o papa, e
independientemente de su religión o vinculación política.
Estas ideas iusnaturalistas se
llevaron a la práctica en América donde reconocieron los derechos de los
indígenas, como el derecho a la propiedad de sus tierras o a la prohibición del
uso de la fuerza como medio para convertirles al Cristianismo. La justicia era
entendida como una ley natural para el individuo que vive en sociedad.
Los miembros de la Escuela de Salamanca iniciaron
una teoría de la separación de
potestades: la del derecho divino y la del derecho natural; que hasta la
época no se había desarrollado. Defendieron que el origen del poder real tenía
su origen en la soberanía del pueblo, el cual la transmite al
príncipe gobernante en bases a un pacto o contrato entre ambas partes: los seres humanos son libres por naturaleza
e insubordinados a cualquier otro ser humano, aunque gobernados por un rey podían deponerlo si este no era justo.
En cuanto al papel del Estado, la mayoría de los salmantinos que analizaron las
estructuras políticas, consideraron que lo más importante no era tanto el
sistema político sino más bien los derechos y las condiciones disfrutadas por
los ciudadanos. Para estos escolásticos,
la sociedad es anterior al poder gubernamental como, por ejemplo, afirma Juan de Mariana quien dice: sólo
después de constituida la sociedad podía surgir entre los hombres el pensamiento
de crear un poder, hecho que por sí solo bastaría a probar que los gobernantes
son para los pueblos, y no los pueblos para los gobernantes, cuando no
sintiéramos para confirmarlo y ponerlo fuera de toda duda el grito de nuestra
libertad individual, herida desde el punto en que un hombre ha extendido sobre
otro el cetro de la ley o la espada de la fuerza.
La existencia de gobierno, por sí misma, significa un límite a la
libertad. Consideran este límite necesario, pero para ser válido debía estar fundamentado en la voluntad popular: si
para nuestro propio bienestar necesitamos que alguien nos gobierne, nosotros
somos los que debemos darle el imperio, no él quien debe imponérnoslo con la
punta de la espada.
Francisco Suárez se convirtió en el principal defensor ese pensamiento
iusnaturalista. Suárez defiende la soberanía del pueblo frente al poder
real por designio divino. Para él la comunidad se forman mediante un pacto
entre hombres libres y soberanos, y esta a su vez otorga un poder político a
otro hombre para ser gobernados en base a relaciones de contrato. Esta forma de
gobierno natural establecido por contrato entre sus miembros es un principio de democracia. Su teoría
contractualista considera que la comunidad puede elegir sus instituciones de
gobierno, como monarquía, oligarquía o república, si mantienen el acuerdo en
plenitud de condiciones.
Esta visión del hombre fue
novedosa en el contexto socio-político del momento, pero más innovador fue el
ambiente de libertad con el que estos intelectuales fueron formulando los
principios cuestionaban la presencia española en el Nuevo Mundo, incluso con el
apoyo de los monarcas españoles.
El erudito revolucionario. Juan de Mariana
La obra De Rege de Mariana fue
escrita por sugerencia del rey Felipe II de España y dedicado a su sucesor,
Felipe III. Pero la monarquía no salía bien parada en manos del duro Mariana.
Ferviente opositor a la creciente marea de absolutismo en Europa y de la
doctrina de quienes, como el rey Jacobo I de Inglaterra, opinaban que los reyes
gobernaban absolutamente por derecho divino, Mariana convirtió la doctrina escolástica de la tiranía de un
concepto abstracto a un arma con la que golpear a los monarcas de su tiempo.
Al contrario que otros escolásticos, que ponían la “propiedad” del poder en el
rey, afirmaba que el pueblo tiene derecho reclamar su poder político siempre
que el rey abuse de él. Mariana fue el antecesor de la teoría del
consentimiento popular de John Locke
y de la superioridad continua del pueblo respecto del gobierno. Además Mariana
también precedió a Locke en sostener que los hombres abandonan el estado de
naturaleza para formar gobiernos con el fin de preservar sus derechos sobre la
propiedad privada.
Pero la característica más reseñable del extremismo de la teoría política de Mariana fue su innovación
creativa en la teoría escolástica del
tiranicidio. Mariana amplió la definición de tiranía: un tirano era
cualquier gobernante que violara las leyes, que dictara impuestos sin
consentimiento del pueblo o que impidiera una reunión de un parlamento
democrático. En realidad, Mariana no pensaba que un individuo pudiera realizar
un asesinato a la ligera. Primero, debería de reunir al pueblo para tomar esta
decisión crucial. Pero si eso fuera imposible, debería al menos consultar a
algunos “hombres graves y eruditos”, salvo que el clamor del pueblo contra el
tirano sea tan manifiesto que la consulta sea innecesaria.
Mariana nos ha dejado una
elocuente descripción del tirano típico
y su mortífera tarea:
“Se apropia de los bienes de los individuos y los malgasta, poseído
como está por los innobles vicios de la codicia, la avaricia, la crueldad y el
fraude (…) Los tiranos, en verdad, intentan dañar y arruinar a todos, pero
dirigen su ataque especialmente contra los ricos y hombres honrados en todo el
reino. Consideran lo bueno más sospechoso que lo malo y la virtud que les falta
les es más formidable (…) Expulsan a los mejores hombres de la comunidad bajo
el principio de que quien sea exaltado en el reino debe ser derribado (…)
Exprimen a todo el resto, de forma que no puedan unirse, demandándoles nuevos
tributos diariamente, promoviendo peleas entre los ciudadanos y uniendo una
guerra a otra. Construyen grandes obras a costa y sufrimiento de los
ciudadanos. (…) El tirano teme necesariamente que quienes aterroriza y mantiene
como esclavos intenten derrocarle (…) Así que prohíbe que los ciudadanos se
reúnan, las asambleas y la discusión común de los asuntos de la comunidad,
quitándoles mediante métodos de policía secreta la oportunidad de hablar y
escuchar libremente, de forma que ni siquiera se les permite quejarse libremente”.
Es comprensible que las
autoridades francesas estuvieran nerviosas por las teorías de Mariana y su
libro De Rege. Mientras que
el rey de España rechazó considerar las propuestas de Francia de suprimir esta
obra subversiva –nótese la diferencia
de comportamiento real frente a lo que nos han “vendido” de la ilustrada
Francia comparada a la oscurantista España- , el general de los jesuitas emitió un decreto a su orden
prohibiendo enseñar que es legítimo matar a los tiranos. Sin embargo, este acto
de sumisión no evitó una concienzuda campaña difamatoria en Francia contra los
jesuitas, así como su pérdida de influencia política y teológica. Francia no
olvidó, y la historia cuenta lo que ocurrió con los jesuitas cuando la dinastía
borbónica gobernaba en España.
Aunque, por una de tantas ironías que se prodigan en la Historia, hay
que decir que las teorías de Juan de Mariana tuvieron cumplido eco en Francia,
hasta el punto de que inspiró a los ideólogos de la Revolución francesa. No somos capaces de inferir si su obra resultó
de relevancia para lo que ocurrió con Luís XVI, aunque lo que sí está
acreditado es que el padre Mariana dio nombre al símbolo de la I República: la
Marianne” – como dicen los italianos… vendetta è un piatto che si serve freddo…-
En todo caso, y tal como señala
la experta francesa Florence Gauthier:
"La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, de 1789, es un
texto que condensa la teoría política propia de la tradición que había unido a
figuras como Mariana y Locke"
Otras disciplinas científicas
Menos conocidas por el público en
general, hay que señalar que en la Universidad de Salamanca también se
impartieron disciplinas científicas, como podía ser Astronomía, donde los
estudiantes tenían un temario que incluía por ejemplo a Copérnico.
Otros integrantes de esta Escuela
también trataron las ciencias naturales, la poesía (como Fray Luis de Leon),
la música, las matemáticas o la geografía.
Entre sus docentes contaban con
el antes mencionado erudito Domingo de Soto, que fue el primero en establecer
que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración constante, siendo éste un
descubrimiento clave en física, y base esencial para el posterior estudio de la
gravedad por Galileo y Newton. O el encargo que recibieron del Papa Gregorio
XIII de sustituir al calendario juliano -creado por Julio César 46 años antes
del nacimiento de Cristo- que estaba desfasado respecto a las estaciones; y
dando lugar al Calendario
Gregoriano.
Por su especial interés, y por el
desconocimiento general que existe sobre la autoría de este Calendario,
entresacamos aquí la descripción del episodio descrita en el libro “Música, teoría y matemática en el Renacimiento”
-Ediciones Universidad de Salamanca, 2014-…:
“El toledano Pedro Chacón
(1527-1581), matemático, latinista y teólogo, figuró entre los humanistas más
destacados de la Universidad de Salamanca. Chacón se trasladó a Roma, donde el
papa Gregorio XIII le encomendó, junto a otros sabios, la reforma del
calendario. Aunque el mérito final suele atribuirse al germano Cristóbal Clavio
y al italiano Luigi Lilio, la intervención del matemático español fue de gran
importancia. Hay otro punto clave: las propuestas que remitió la Universidad de
Salamanca en 1515 y en 1578 (esta última con la participación de profesores
como Diego de Vera, Cosme de Medina, fray Bartolomé de Medina, fray Domingo
Báñez, fray Francisco Alcocer, fray Luis de León, Gabriel Gómez y Miguel
Francés). «La opinión salmantina del año 1515 ‒escriben Ana María Carabias
Torres y Bernardo Gómez Alfonso‒, a la que Luigi Lilio se limitó a añadir las
tablas-guía para la celebración futura de la Pascua, fue la que básicamente resultó
confirmada por el pontífice en 1582, en la publicación del calendario
gregoriano, hoy convertido en calendario civil de la humanidad»”
Pero estos últimos apuntes
científicos sólo son el comienzo de lo que nos espera…
FUENTES UTILIZADAS
La Escuela de Salamanca del siglo XVI: algunas
contribuciones a la ciencia económica. ANTON ALEXANDROVICH AFANASYEV. 2015
La Escuela de Salamanca y la interpretación histórica del Humanismo
renacentista español. Jorge Roaro. Disputatio.
Philosophical Research Bulletin 4 (2014), pp. 189-261
El Pensamiento Económico De La Escuela De Salamanca. Jesús L. Paradinas Fuentes. Fundación Canaria
Orotava de Historia de la Ciencia
https://twitter.com/BECAES_/status/1149747964522434561
https://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_de_Salamanca
http://spainillustrated.blogspot.com/2012/01/universidad-de-salamanca.html
http://spainillustrated.blogspot.com/2012/03/la-escuela-de-salamanca-la-fundacion-de.html
http://spainillustrated.blogspot.com/2012/03/escuela-de-salamanca-la-fundacion-del.html
https://mises.org/es/wire/los-verdaderos-fundadores-de-la-economía-la-escuela-de-salamanca
http://www.mises.org.es/2012/01/el-erudito-extremista-juan-de-mariana/
https://bibliotecahistoricausal.wordpress.com/2020/03/30/el-origen-salmantino-del-calendario-gregoriano/
https://twitter.com/themarquesito/status/1235486273168715776
https://twitter.com/BuenoEnfurecido/status/1206258104540844032
https://www.fundacionvillacisneros.es/historia-de-espanha/domingo-de-soto-el-precursor-a-los-trabajos-de-galileo-y-newton/